El encuentro, que no tiene precedentes, tendrá lugar entre el 21 y 24 de febrero en el Vaticano
En plena tormenta por los recientes casos de abusos a menores en Pensilvania, Estados Unidos y Alemania, y acosado por las denuncias de encubrimiento de un arzobispo y exnuncio, el papa Francisco ha tomado una decisión histórica. El consejo de nueve cardenales que asesora al Pontífice, conocido en la jerga vaticana como el C9, ha comunicado este mediodía que Francisco ha convocado a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo entre los próximos días 21 a 24 de febrero en la Santa Sede para atajar el escándalo y adoptar medidas que permitan erradicar esos abusos.
La reunión supone un punto de inflexión clarísimo en una heterogénea y, a veces, laxa política contra los abusos a menores en el mapa internacional de la Iglesia. El tratamiento y la atención recibida, en función de los países donde han sucedido los crímenes contra menores, a menudo ha sido algo dispar. Faltan políticas comunes, transparencia, diligencia en las denuncias a la policía y un criterio mucho más homogéneo. La decisión del Papa es, en suma, una llamada al orden a todos los generales de la Iglesia y constituye un paso adelante para la unificación de las medidas de prevención y castigo. «El Santo Padre, tras escuchar al Consejo de Cardenales, ha convocado una reunión con los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo para hablar de la prevención de abusos a menores y adultos vulnerables», ha señalado la vicedirectora de la oficina de prensa del Vaticano, Paloma García Ovejero.
En la misma línea, Francisco recibirá este jueves al presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, Daniel DiNardo, y a varios obispos de ese país. El encuentro se celebra en el marco de los escándalos de abusos que han salpicado a la Iglesia de Estados Unidos en los últimos años y, más concretamente, el de Pensilvania. Además de DiNardo, acudirá al Vaticano el cardenal y arzobispo de Boston, Seán Patrick O’Malley, que es además presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y una de las voces más críticas con el Vaticano por su tibia respuesta ante ciertos escándalos. También viajarán el arzobispo de Los Ángeles y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, José Horacio Gómez, y el secretario general, Brian Bransfield.
A la sesión del C9 no han asistido los cardenales Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago y muy cuestionado en Chile por los escándalos de abusos a menores, ocultados por la Iglesia de ese país; George Pell, que afronta en Australia un juicio relacionado con abusos sexuales; ni Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa y primado de la República Democrática del Congo. Las tres ausencias apuntan a una inminente renuncia. El pasado lunes, el C9 ya explicó en un comunicado que había propuesto al papa Francisco reflexionar sobre «el trabajo, la estructura y la composición del consejo». Una reflexión que se presenta debido a motivos de edad, pero que responde a problemas mucho más graves en el caso de Pell y Errázuriz.
Pido a nuestra Madre Santísima que interceda por la sanación de todas las víctimas que han sufrido abusos de cualquier tipo y que confirme a cada miembro de la familia cristiana en el firme propósito de no permitir nunca más que estas situaciones ocurran.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 26 de agosto de 2018