Al final de su exposición, Sheinbaum Pardo dejó el Centro Exposito envuelto por el mismo coro que se escuchó en el inicio.

«Presidenta, presidenta…», gritaron a coro miles de personas concentradas en el Centro Expositor para escuchar la supuesta conferencia magistral de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, la cual pareció más un acto proselitista.

Hasta el frente estuvieron la dirigente estatal de Morena en Puebla, Olga Lucia Romero Garci Crespo, acompañada por el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, y los secretarios de Salud y de Economía, José Antonio Martínez García y Olivia Salomón Vivaldo, respectivamente.



La también aspirante a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República, una de las corcholatas de Andrés Manuel López Obrador, fue ovacionada por esas personas que llegaron al inmueble del Centro Cívico 5 de Mayo en decenas de camiones.

La ponencia de poco más de media hora y supuestamente organizada por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), versó sobre los “principios de la cuarta transformación”.

De entrada, justificó la permanencia del Ejército en la calles hasta 2028 y la reforma electoral promovida por López Obrador, la cual está actualmente a debate en el Poder Legislativo; pero, llamó la atención que repitera frases hechas del tabasqueño, como «primero los pobres», «no puede haber gobierno rico con pueblo pobre», y «el poder solo es virtud si se pone al servicio de los demás», entre otras.

No desaprovechó la posibilidad de destacar las becas que su administración en la capital del país ha dado a los estudiantes, no solo a los mejores promedios, los resultados del programa La Escuela es Nuestra, como también que pronto todas las escuelas de la Ciudad de México tendrán acceso a internet; la creación de seis nuevas preparatorias y la apertura del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos.

Al final de su exposición, Sheinbaum Pardo dejó el Centro Exposito envuelto por el mismo coro que se escuchó en el inicio: «presidenta, presidenta…»; en tanto, la torta y el refresco empezaron a multiplicarse entre los asistentes.

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