En el Seminario Aprender de los desastres: Educación en situaciones de emergencia, como conclusión habrá recomendaciones de preparación, respuesta y recuperación para emergencias futuras.

Esta mañana dio inicio el seminario Aprender de los desastres: Educación en situaciones de emergencia, el cual busca promover el intercambio y el aprendizaje de experiencias nacionales e internacionales en materia de preparación, respuesta y recuperación ante situaciones de emergencia en el sector educativo.

Tras los terremotos que sacudieron a México en 2017, resulta prioritario hacer un balance oportuno e identificar los aciertos y las áreas de oportunidad de la respuesta en el corto, mediano y largo plazo y, con ello, mejorar cualquier acción futura por parte del sector educativo.

“Con este seminario buscamos hacer un balance crítico entre los actores responsables de la garantía del derecho a la educación de los niños mexicanos. Queremos saber qué hicimos bien y encontrar, en las experiencias de otros países, ideas para hacerlo aún mejor la próxima vez”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.

El seminario, que busca establecer una serie de recomendaciones para mejorar las políticas públicas y la coordinación del sector educativo en respuesta a situaciones de emergencia, es organizado en conjunto por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México, la representación en México de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la Secretaría de Educación Pública Federal y la Secretaría de Educación Pública del Gobierno del estado de Puebla.

Durante el seminario, que se estará llevando a cabo en la ciudad de Puebla del 1° al 3 de marzo, se estudiarán casos internacionales de respuesta en emergencia en países como Chile, Japón, Perú y República Dominicana. Además, se contará con la participación de especialistas nacionales e internacionales, entre ellos funcionarios en activo o exfuncionarios que enfrentaron situaciones de emergencia, así como representantes de instituciones públicas, organizaciones de la sociedad civil y del sector privado.

La educación no sólo es un derecho; en situaciones de emergencia y recuperación temprana ofrece a los niños, niñas y adolescentes protección física, psicosocial y cognoscitiva que permite regresar a las condiciones de normalidad, estabilidad y estructura lo antes posible.

Durante el seminario se abordarán tres ejes rectores de análisis:

Preparación (antes de la emergencia) – Una emergencia puede significar un retroceso en el desarrollo de un país (en este caso específico, en materia educativa). Sin embargo, si el país tiene una preparación para hacer frente a situaciones de emergencia, el impacto puede ser mucho menor.

Los estándares internacionales en materia de seguridad escolar, contenidos en la iniciativa mundial paraescuelas seguras y sus tres pilares, contemplan:

1) El cumplimiento de los códigos de construcción para la infraestructura educativa,

2) Una currícula formal para brindar educación en materia de reducción de riesgo ante desastres y resiliencia

3) Formación y preparación de autoridades y personal docente para garantizar la respuesta educativa en situaciones de emergencias y garantizar su continuidad.

La preparación frente a una emergencia no es responsabilidad únicamente de las escuelas o de las autoridades educativas, requiere del involucramiento de niñas, niños y adolescentes, padres y madres de familia y comunidades, en la detección de riesgos y en los planes de seguridad.

“No podemos controlar la magnitud de los desastres. Pero sí podemos reducir el impacto en la infancia si estamos bien preparados. Esto nos permite considerar todos los aspectos que componen la garantía del derecho a la educación, asegurar que no se violenten y tener mecanismos de respuesta de rápida implementación por si ocurre una emergencia”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.

Respuesta (durante la emergencia) –Durante una emergencia lo primero que debe asegurarse son las vidas, por esta razón es fundamental identificar dónde y cómo están los niños, niñas y sus docentes. Pasado el desastre es importante analizar si están en condiciones de volver a la escuela. El regreso a clases, bajo condiciones seguras, es clave para apoyar la estabilidad y la recuperación emocional de niños y niñas, pero los docentes deben estar en condiciones de darles contención, habiendo recibido apoyo primero ellos mismos.

Contar con información confiable y certera sobre las condiciones en las que se encuentran los niños y sus docentes (desde el primer momento) es fundamental para responder de manera adecuada a la emergencia. Es clave que se evalué rápida pero concienzudamente la infraestructura (aulas, baños y mobiliario) y se habilite la existente o se instalen espacios temporales para el rápido y seguro regreso a clases.

Recuperación (después de la emergencia) –Una vez que ha pasado la emergencia y la respuesta inmediata es necesario identificar si han vuelto todos los niños y las niñas a la escuela y si se han asegurado las condiciones para que aprendan todo lo que les correspondía aprender durante el ciclo escolar. De lo contrario, debe evaluarse cuáles son las necesidades específicas para recuperar dichos aprendizajes.

De acuerdo a la experiencia internacional, es importante recordar que después de una emergencia (por distintas razones) muchos niños, niñas y adolescentes dejan de asistir a la escuela y, si el restablecimiento del sistema educativo se demora, algunos no vuelven jamás. “Todos los niños y niñas tienen derecho a la educación, y una emergencia no puede ser un pretexto para suspender el cumplimiento de éste, ni de ningún otro derecho”, agregó Christian Skoog.

“Previendo futuras emergencias, este espacio de reflexión para revisar las buenas prácticas y las lecciones aprendidas, que a su vez nos permitan reformular las políticas, leyes y prácticas de coordinación hacia el futuro, resulta invaluable”, añadió.

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