La entrega de becas fue poco eficiente y transparente durante el sexenio pasado.

Aunque entre 2014 y 2018 el gobierno otorgó 41 millones 438 mil 500 de estos apoyos a través de 22 instancias educativas, no se redujo el abandono escolar ni mejoró la eficiencia terminal en los tres niveles educativos.

En su revisión de la Cuenta Pública 2018, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reveló que los informes no permitieron determinar quiénes recibieron las becas de los distintos programas, sus características, el tipo de apoyo otorgado y si cada uno de los programas presupuestarios contaron con mecanismos para la depuración y actualización de los padrones de los beneficiarios.

Tampoco pudieron identificarse los recursos destinados al otorgamiento de las becas por nivel educativo en esos cuatro años. No todos los operadores de la política pública integraron esa información en la Cuenta Pública, por lo que no fue posible determinar cuánto representó el gasto ejercido en becas respecto del gasto total en educación.

Además, no existió una categoría programática específica que organizara el gasto de los diferentes programas presupuestarios de becas, lo que ocasionó que se asignaran recursos de forma dispersa.

Los recursos ejercidos en becas para dicho periodo disminuyeron en 3.2%, al pasar de 64 mil 410 millones de pesos en 2014 a 56 mil 645 millones de pesos en 2018.

De acuerdo con la ASF, el Sistema Nacional de Becas no aseguró una mayor cobertura, inclusión y calidad educativa.

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