En Puebla 95% de la población no tiene condiciones de bienestar; en esa entidad sólo 5% de los habitantes, 341 mil personas, cuentan con ingreso digno y vive sin carencias.

En esta demarcación de alrededor de 6.5 millones de habitantes, 1.3 millones viven en pobreza extrema por ingresos (19%), esto significa que con su ingreso no les alcanza para adquirir la canasta alimentaria. En pobreza por ingresos están 4.1 millones de personas (61% de la población), su ingreso no cubre el costo de la canasta básica. 

Si además se suma a quienes tienen al menos una de las carencias sociales que mide Coneval, son ya más de la mitad de la población: 5.8 millones de personas (86%). Y si añadimos a quienes aun sin carencias y superando el umbral de la pobreza, tienen un ingreso de sobrevivencia, menor al costo de 2 canastas básicas, son 6.4 millones de personas, el 95% de la población. (Ver Escala de Bienestar de Puebla, anexa).

En el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se conmemora el 17 de Octubre, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza presenta La Escala del Bienestar, una radiografía de cada una de las 32 entidades sobre indicadores de pobreza y carencias con base en los datos de Coneval. Sirve para reiterar el llamado para “ir a la raíz” de la pobreza y evitar el triunfalismo. No se puede cantar victoria por la reducción de la pobreza entre 2018 y 2022, anunciada recientemente.

La Escala de Bienestar revela que a nivel nacional únicamente 12% de la población vive en condiciones de bienestar. Las Escalas de Bienestar de las 32 entidades muestran que sólo 8 estados tienen a más del 20% de su población en condiciones de bienestar y, en contraste, en 14 entidades menos del 10% de la población tiene esas condiciones. 

Raíces de la pobreza

Las causas estructurales que producen pobreza, que refuerzan la desigualdad y detienen la movilidad social, permanecen sin cambios sustanciales desde hace años. Por eso en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza hay que “ir a la raíz” de la pobreza y dejar de “andarnos por las ramas”. Erradicar significa literalmente “cortar desde la raíz”.

Las raíces de la pobreza en México están en el sistema laboral que directamente produce pobreza por bajos salarios y trabajos sin acceso a seguridad social (“informales”), que afectan a más de la mitad de la población económicamente activa (PEA). 

La otra raíz estructural que producen pobreza y también se crean en el sistema laboral son los obstáculos a la inclusión económica de mujeres y jóvenes, y por partida doble a mujeres jóvenes. 

A las mujeres se les imponen tareas domésticas de cuidado no remuneradas, México tiene una de las menores tasas de participación laboral femenina del mundo, porque más del 90% de las personas que no pueden salir a buscar trabajo, por realizar labores domésticas de cuidado son mujeres.

Las personas jóvenes (entre 15 y 29 años de edad) también padecen mayor exclusión. Más de la mitad están fuera ya del sistema educativo y sin trabajo. Las barreras de empleabilidad son más altas para jóvenes que provienen de contextos adversos, es decir contextos de pobreza, de marginación y de violencia ajenos a su voluntad y mérito. Son jóvenes que están en rezago educativo y sin estudios universitarios, y que acumulan ya otras desventajas sociales derivadas de esos contextos, pero que son jóvenes oportunidad para el país y para sus familias, por su capacidad, resiliencia y capacidad de resolver.

La Escala del Bienestar, que muestra los altos niveles de población sin condiciones de bienestar en cada estado, se explican y se relacionan de manera directa con la Escala de Trabajo Digno, presentada previamente por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que muestra las dimensiones de la población excluida del trabajo y de quienes trabajan sin ingreso suficiente y sin acceso a la seguridad social. (Ver la Escala de Trabajo Digno por estados en https://frentealapobreza.mx/escala/)

Decisiones recientes negativas o poco efectivas

Si bien estas causas tienen raíces desde décadas atrás, algunas decisiones del actual gobierno las han agravado, como la debacle del sistema de salud por intentar centralizar los servicios a través del INSABI, o la cancelación de programas que favorecían la inclusión económica de las mujeres, como los programas de estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo.

Algunas de las raíces se han enfrentado con acciones poco efectivas, como la deserción escolar en la educación media superior, que no se ha reducido con las becas Benito Juárez, o la escasa inserción laboral de jóvenes, pues no bastan las transferencias monetarias del programa Jóvenes Construyendo el Futuro para superar las barreras de empleabilidad de jóvenes, pues ni siquiera priorizan a quienes tienen rezago educativo y otras desventajas.

Propuestas desde la sociedad civil para ir a la raíz de la pobreza

Acción Ciudadana Frente a la Pobreza sostiene que mientras no se actúe desde la raíz, la pobreza y la desigualdad seguirán en el mismo nivel y con cambios marginales, por lo cual se requieren cambios estructurales y estrategias prioritarias. 

El primer cambio estructural para ir a la raíz requiere un acuerdo laboral basado en el diálogo social y la concertación, para vincular la mejora de remuneraciones con el incremento de la productividad. Urge superar el paradigma de competitividad basada en bajos salarios y precariedad laboral. 

Los “pactos” que hubo en el pasado sirvieron para lo contrario: para contener los salarios y abrir la puerta a modelos de negocios basados en violar derechos humanos laborales. Este acuerdo debe ir en sentido inverso, no podemos repetir el mismo error y tampoco creer que basta la recuperación del salario mínimo para erradicar la pobreza que se crea desde el sistema laboral.

El segundo cambio estructural, es transitar a un nuevo modelo de protección social universal que garantice acceso a servicios de salud, de cuidados y garantías de ingreso, y superar el modelo de seguro social condicionado al régimen laboral, que excluye a más de la mitad de la población.

Además, hay siete estrategias prioritarias que van a la raíz de las estructuras que producen pobreza:

1. Salario mínimo general suficiente para que toda persona que trabaja pueda adquirir, al menos, dos canastas básicas al mes.

2. Un sistema nacional de cuidados que permita promover la inclusión económica de las mujeres e incrementar la infraestructura de servicios de cuidado infantil.

3. Una política integral de empleabilidad para jóvenes oportunidad.

4. Fondos y apoyos técnicos y de comercialización para el fomento de la economía social y el emprendimiento productivo, con prioridad para zonas indígenas y rurales.

5. Acuerdo nacional por la educación de calidad en las zonas de mayor rezago social.

6. Un plan multianual de integración operativa y funcional de los subsistemas públicos de salud para garantizar equidad y calidad de atención sin distinción.

7. Padrón único de beneficiarios que garantice el acceso ágil y transparente de los hogares en pobreza a los programas de transferencias monetarias, sin sesgos políticos.

Estas propuestas serán la exigencia que presentaremos desde la sociedad civil frente a quienes el próximo año aspiran a la Presidencia de la República, a las gubernaturas y a los cargos legislativos tanto a nivel federal como local. 

Aunque de 2018 a 2022 bajó un poco la pobreza, no se puede cantar victoria; falta mucho y las causas estructurales no se han transformado. El nivel de pobreza no corresponde con las fortalezas económicas de México, podemos erradicar la pobreza que se crea desde el sistema laboral.

Sigue la información de última hora en: URBANO Noticias Puebla y Tlaxcala.

Foto: Especial

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