Estafeta y FedEx tienen planes e inversiones para enfrentar los siguientes meses, que seguirán siendo difíciles para el sector.

Empresas y consumidores llegan al final de un 2021 marcado por la crisis en las cadenas de suministro globales, que ha afectado tanto la fabricación como el envío y la recepción de bienes. Para 2022 no pinta muy distinto, pues si bien se espera una menor presión en el comercio de productos e insumos, también hay un desafío para atender los cambios en la demanda traída por la pandemia, que se mantendrán en el futuro.

En el caso de México, la situación de las cadenas de suministro ha estado estrechamente ligada con el entorno de Estados Unidos debido a la integración de ambas economías, explica Jorge Torres, presidente de la transnacional FedEx en México. “Entre abril y mayo de 2020 tuvimos un desfase de tres semanas en el flujo de materias primas, necesarias para que varios productos sean terminados. Hoy vemos las consecuencias de ello”, dice.

Del lado de los consumidores, el efecto más evidente para las empresas fue una adopción del comercio electrónico que derivó en un crecimiento de 81% del valor del mercado durante 2020 en comparación con 2019, según datos de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO). Y aunque la fiebre por plataformas como Amazon y Mercado Libre continúa, se ha estabilizado.

Con información de Expansión

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