MARSHA está estructurada en dos capas. En la externa se mantiene la simplicidad, la aerodinámica y los materiales resistentes.

Marte ocupa los sueños de la conquista del espacio. La ciencia y el afán explorador quieren ver un ser humano caminando sobre el suelo rojo y polvoriento de nuestro planeta vecino.

Sin embargo, más allá de anuncios grandilocuentes, proyectos fantasiosos y promesas no cumplidas, lo cierto es que todavía quedan muchas cosas por resolver para que se produzca la primera misión tripulada a Marte. Los efectos del viaje (no menos de 250 días en el espacio), la búsqueda de la ventana perfecta para el lanzamiento o la autonomía energética para efectuar semejante vuelo están sobre la mesa.

Pero pongamos que logramos aterrizar en Marte. Que nos disponemos a asentarnos en el planeta rojo. A desarrollar una pequeña comunidad marciana. ¿Dónde íbamos a vivir? La NASA busca ya solución a este desafío y la respuesta tiene mucho que ver con el siguiente diseño. Así es MARSHA, la casa que tendremos cuando vivamos en Marte.

Los Centennial Challenges de la NASA

Desde el año 2005, la NASA tiene un programa con el que busca la innovación más allá de sus oficinas. Quiere implicar a empresas y público general en el desarrollo de tecnología espacial punta. Este programa, llamado Centennial Challenges, tiene varias patas. Y una de ellas es, precisamente, la de la búsqueda de soluciones para el desafío de la habitabilidad en Marte.

Así, mediante el desafío 3D-Printed Habitat, la agencia espacial de Estados Unidos premia con un total de 3,15 millones de dólares a las empresas que contribuyan al futuro urbanismo marciano. La primera fase del desafío buscaba resolver el asunto del diseño. La segunda estaba enfocada en los procesos de construcción y los materiales. Y la tercera, en la construcción (a escala) de los modelos para estudiar su viabilidad.

Tras este proceso, el proyecto MARSHA, de la compañía neoyorquina AI Space Factory, ha sido el seleccionado. “El hito de esta competición ha sido que mentes brillantes e innovadoras nos ayuden a avanzar en las tecnologías que necesitamos para alcanzar una presencia humana sostenible en la Luna y en Marte”, señaló Monsi Roman, gerente de los Centennial Challenges”. Vamos con MARSHA.

MARSHA: el primer prototipo de vivienda marciana

“Es ligera y fuerte, como un avión. Algo que será muy importante para este tipo de hábitats”. Lex Akers, decano de la facultad de Ingeniería y Tecnología de Caterpillar en la Universidad de Bradley, partner de la NASA en el programa, definía así el prototipo MARSHA. La estructura se había completado tras 30 horas de trabajo ininterrumpido. Había sido impresa directamente en un basalto de biopolímero derivado de algunos de los materiales que se encuentran en la propia superficie marciana.

La llamada fabricación aditiva es una pieza clave del proyecto. Transportar materiales desde la Tierra, atravesando decenas de millones de kilómetros de espacio interplanetario, encarecería mucho las misiones. Así que el primer paso para hacer MARSHA posible fue desarrollar la tecnología que permitiese extraer materiales en Marte para elaborar un compuesto imprimible y resistente.
El segundo pilar de MARSHA es su estructura. Aunque podría parecer que construir un búnker o una casa de planta baja sería mucho más sencillo, se optó por una estructura vertical para resolver las diferencias de presión atmosférica y las diferencias de temperatura. Como la atmósfera marciana es mucho más débil que la terrestre, la presión atmosférica es menor y el calor se pierde rápidamente (la diferencia entre el día y la noche y entre la superficie y el aire es muy elevada).

Por último, MARSHA está estructurada en dos capas. En la externa se mantiene la simplicidad, la aerodinámica y los materiales resistentes. El objetivo es que la vivienda perdure en las duras condiciones marcianas. El interior se construye aparte, en función de las necesidades de los habitantes. Además, cada nivel de la estructura tiene una ventana, para recibir luz natural; y el resto está iluminado con luz circadiana para mantener los ritmos biológicos de los terrícolas.

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