Donceles se vuelve un destino imperdible para todo capitalino y quien no lo es, escribe Arturo Trejo en esta entrega de Crónicas de Banqueta.
La hoy llamada calle de Donceles es uno de los caminos más antiguos de la ciudad, se cree data del año 1524. Después de la conquista, los españoles optaron por deshacerse de la distribución lacustre que tenía Tenochtitlán para dar cabida a las calles de la Nueva España.
El centro fue lo primero que acondicionaron, y como resultado de esta nueva infraestructura nació la calle de Donceles.
En aquella época, la avenida estaba compuesta por cuatro partes: Chavarría, de Montealegre, la Puerta Falsa de San Andrés y de Cordobanes. Este último topónimo hacía referencia a los artesanos de este oficio que durante el virreinato habitaron este tramo de la calle.
Lo cierto es que se desconoce cuándo y por qué llamaron a la calle como Donceles, pero sugieren que en cuanto se inauguró, varios jóvenes nobles la eligieron para construir sus ostentosas residencias. Y es que durante la colonia, en estas calles aledañas a lo que hoy es el Zócalo, se encontraban los hogares de las familias más ricas de la época.
Existe otra versión, que asegura que por ahí solían pasear hombres bien parecidos y adinerados, con el objetivo de que las mujeres se asomaran por sus ventanas para verlos. Estos son, supuestamente, los donceles que inspiraron el nombre de la calle.
Actualmente, esta calle la frecuentan estudiantes y empedernidos lectores, pues aquí se encuentran varias librerías de viejo que ofrecen toda clase de literatura en ejemplares antiguos y usados. Por lo que Donceles se vuelve un destino imperdible para todo capitalino y quien no lo es.