Tras vivir un infierno y a pesar de tener el corazón destrozado las mujeres se reivindican
Ari tiene 32 años y esta mañana se pintó los labios de rojo carmín y se puso tacones para hacer sonar sus pasos cuando llegue al Teatro de la Ciudad, y se convierta en una actriz del performance “La Caja” que presenta el Centro de Justicia para las Mujeres de la Fiscalía General del Estado (FGE) a la 10 de la mañana de manera gratuita.
Cuando suba el telón, las luces se enciendan y Ari cuente su historia ante un auditorio repleto de desconocidos se habrá curado de su pasado.
La sobreprotección de su madre, la falta de afecto de su padre -quien se suicidó cuando ella tenía 25 años-, la llevó a arrojarse a los brazos de un hombre del que “quizás no estaba enamorada y del cual solo buscó protección y compañía”.
Ari vivió siete años queriendo creer que todo estaba bien, y por fortuna no fue golpeada físicamente pero si fue maltratada en el corazón y en sus sentimientos, situación que descubrió al llegar al Centro de Justicia para las Mujeres de la FGJ.
Después de recibir terapia mediante la integración a actividades artísticas que le permitieron explorar sus emociones, decidió ser feliz, y concluir una relación en la que estaba solo por estar.
Blanca con casi 60 años, cierra los ojos y recuerda la tortura que vivió durante 40 años de matrimonio. A pesar de que sus hijos fueron testigos de la innumerables golpizas, cuando crecieron y se fueron del hogar, la criticaron por correr a su verdugo.
Martha sobrepasa los 50 años, dice que nada la detendrá para ser feliz y libre después de haber vivido “un infierno” al lado de un celopata con el que supo lo que era el miedo, la desesperación y la incertidumbre.
Todas estas mujeres llegaron al Centro de Justicia para las Mujeres de la FGJ con el cuerpo y el corazón destrozados, y poco a poco con las terapias se han reinventado, se han reconstruido, han vuelto a nacer.
De acuerdo con la directora del Centro de Justicia para las Mujeres de la Fiscalía General de Justicia (FGJ), Alicia de Lourdes Llamas Martínez Garza, el performance La Caja simboliza todo lo que una mujer ha guardado por años y las barreras que la llevaron a vivir en silencio.
A su vez, representa el esfuerzo de hacerle frente al dolor para transformarlo en oportunidad y crecimiento personal, añadiendo que al mes atienden unos 70 casos de mujeres violentadas psicológica, física, sexual y económicamente.