«La trata, más que un fenómeno privado, tiene que ver con una cuestión política y social. No solo las comunidades, sino la industria y el estado obtienen ganancia económica y despolitizan, por eso conviene que existan y por eso sostenemos que Tlaxcala es un estado feminicida y proxeneta, de simulación frente al problema», aseveró Ixchel Yglesias González, investigadora y antropóloga social feminista durante la VII Jornada Diocesana de Prevención de la Trata de Mujeres y Niñas.
El Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C., encabezó la jornada para reflexionar sobre la trata de personas con fines de explotación sexual y generar comunidad que incida en las poblaciones, a fin de concientizar y desarticular las relaciones de poder institucionalizado por el neoliberalismo actual.
Mencionó que la trata de personas no es un fenómeno privado como suele colocarse en medios de comunicación y desde las instituciones, sino un fenómeno social y político en la medida que despolitiza a las comunidades, genera miedo desarticulador y condiciones de precariedad que conviene a la industria y al modelo de explotación.
«La trata de personas con fines de explotación sirve al estado, sirve para perpetuar las relaciones sociales de violencia contra las mujeres«, en el discurso gubernamental que insiste en que el problema no existe, Ixchel Yglesias cuestiona: «¿A quien le sirve decir que no existe? ¿A quien le beneficia económicamente? Sirve a la industria y a los políticos».
Al respecto, señaló que la reorganización neoliberal de la violencia que se gesta con el gobierno de Lorena Cuéllar, sigue el camino de la industrialización a pesar del medio ambiente y de la precarización del trabajo, con la legitimación de la trata que deja ganancias a alcaldes, policías, familias y al estado.
«La legitimación del estado proxeneta empieza desde los municipios, desde los bandos de buen gobierno en el que establecen la entrega de licencias de funcionamiento a bares donde se sabe hay prostitución de mujeres y niñas. Pero se dice que ellas están ahí porque quieren; en Tlaxcala ninguna mujer que está en un bar o en la Vía Corta está porque quiere».
Dijo que el estado fomenta la trata que sirve para normalizar el orden social de género patriarcal, y utiliza la prostitución como una posibilidad para cualquier mujer que genera además la sensación de amenaza permanente, «y esto le viene bastante bien para mayor control social.»
«Un ejemplo es lo que pasó en el norte del país con el feminicidio sistemático contra mujeres obreras, esto generó miedo entre las pobladores que decidieron abandonar la zona. Sin embargo, las que se quedaron tuvieron que vivir no solo con el miedo de que a cualquiera de ellas les podía pasar, sino por las condiciones laborales deplorables que impusieron las empresas y la necesidad de las mujeres de trabajar.
Por último, en el posicionamiento, las organizaciones exigieron al gobierno del estado impulsar proyectos educativos para prevenir la trata de mujeres y niñas, que deje de encubrir la problemática por una política de turismo e inversión; al Congreso del estado exigieron la asignación presupuestal para las acciones de combate a la trata de personas para 2024 y que no se coluda con el Ejecutivo para simular el combate.
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