«Hace falta que muchas personas se pongan en los zapatos de las personas que estudiamos; es muy costoso encontrar un trabajo de medio tiempo y que se acople a tus horarios», señaló Rocío Díaz, joven de 22 años de edad, que lleva 24 meses preparando cafés, aunque no se describe a sí misma como una barista.

A la par de su actual oficio, Rocío estudia la Licenciatura de Enfermería en la Universidad de Los Ángeles, un área fundamental para el sistema de salud estatal y nacional.

Originaria de Puebla, la especialista en preparación de cafés es una muestra de tesón, resiliencia y perseverancia entre las nuevas generaciones, que aspira a tener un negocio propio y ayudar a la gente.

En entrevista para Urbano, resaltó la dificultad a la que se enfrentan muchas y muchos universitarios por continuar preparándose. En este sentido, sostuvo que no todos pueden solventar una escuela privada.

Derivado de lo anterior, tienen que conseguir un empleo para salir adelante, aunque esto implique salir de noche o resistir el cansancio cotidiano.

Acerca de la preparación de café, Rocío explicó que una regla básica es saber cremar, es decir, espumar la leche o inyectar aire caliente a presión a los líquidos.

Detalló que hay una diferencia entre el capuchino y el latte, aunque ambas lleven café y leche. Así, dijo que la primera bebida tiene mayor espuma, mientras que la segunda tiene más cantidad de líquido.

En cuanto a las medidas estándar de los insumos, respondió que varía dependiendo el producto, pues aclaró que el expresso contiene una sola carga de café, en tanto, el capuchino lleva el doble, aunque también puede cambiar con base en las peticiones de la clientela.

Abundó que otra regla básica en el universo de las y los especialistas en café es aprender a reconocer los sabores de este, principalmente a que no se pase de acidez.

Por lo que respecta a percances que ha tenido en su oficio, Rocío platicó que, en sus inicios, cuando trabajada para una franquicia muy reconocida en Puebla, se quemaba con la avispa de la máquina, esto a la hora de generar espuma a la leche.

En cuanto a lo más disfrutable de su empleo, señaló que el hecho de preparar bebidas, pues le ayuda a quitar el estrés cotidiano y reveló que una de las virtudes fundamentales para dedicarse a su oficio es tener temple.

Lo más complicado es tener paciencia para atender con amabilidad a la gente y, a pesar de tener otras actividades, venir a dar lo mejor», manifestó.

Al hablar sobre sus estudios universitarios, indicó que está a un semestre de concluir su plan académico, más un año de su servicio social.

Relató que la Enfermería es una carrera muy noble, que le ayuda a tener empatía y sensibilidad hacia sus semejantes, aunque algunas personas creen que no es una profesión humanista.

Esta carrera te ayuda a ponerte en los zapatos de otras personas. Se tiene la creencia que las personas pueden cuidarse por sí solas, pero no es así, a veces te necesitan aunque seas un extraño», declaró.

Al hacer una autoevaluación de lo que ha logrado en sus últimos cuatro años de vida, periodo que lleva alternando trabajo y escuela, Rocío manifestó que se sorprende de ver la capacidad de la que es dueña.

Apuntó que tiene dos metas concretas a mediano plazo: apoyar a la gente mediante su carrera de Enfermería e instalar su propia cafetería.

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