Vive con su esposo Martín, quien no trabaja, y sus dos hijos, Martha y Pablo, de 16 y 17 años de edad.
María Soledad es jefa de familia y es trabajadora doméstica. Vive con su esposo Martín, quien no trabaja, y sus dos hijos, Martha y Pablo, de 16 y 17 años de edad. Su salario, que asciende a 450 pesos semanales, lo utiliza para pagar los gastos del hogar y para los pasajes de uno de sus hijos, becado en la licenciatura de odontología de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT).
Desde chica se encargó de los quehaceres del hogar. Su madre viajaba constantemente al Distrito Federal cada vez que se enojaba con su esposo y, María Soledad entonces encabezaba las labores de la casa ubicada en Tizatlán, pasando el río Zahuapan, desde hacer la comida hasta cuidar a los animales y, si el tiempo le daba un respiro, acudir a la escuela y hacer la tarea.
No es normal que ahora todo el peso del hogar recaiga sobre ella. Lo entiende a sabiendas que debe apoyar para que sus hijos concluyan los estudios, pero de Héctor, su esposo, considera que no ha mantenido una actitud solidaria con la familia y, pese a que solo el deber la obligan todos los días a levantarse a las seis de la mañana para salir a trabajar, asume estoicamente esa responsabilidad.
Tlaxcala es el cuarto lugar nacional con el mayor número de hogares con jefatura femenina con el 33.1 por ciento de estos dirigidos y mantenidos por ellas. Esto ubica a la entidad por encima de la media nacional que fue de 28.5 hogares, revela la Encuesta Nacional de Hogares (ENH) que público está mañana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Por otro lado, en Puebla 28.5 hogares están presididos por mujeres jefas de familia. Las principales entidades con el mayor número de hogares con jefatura femenina son Ciudad de México (37.8); Sonora (37.0); Morelos (33.5); Tlaxcala (33.1); Colima (32.3); Guerrero (31.2); Yucatán (30.8); Veracruz (30.7); San Luis Potosí (0.3) y Baja California (29.6).
María Soledad señala que cada vez son más las mujeres a cargo de las familias. Su condición la obliga a creer que las relaciones matrimoniales «no son para siempre” y “no son de solidaridad con la pareja».
La pensión de Héctor, cerca de tres mil pesos mensuales, se suma «de a poquito» con los pagos del hogar; los hijos menores hacen de vez en cuando actividades para llevar dinero a la casa pero es, sin duda, el trabajo doméstico el que saca adelante a la familia.
-¿Qué opina de que Tlaxcala tiene el segundo lugar con integrantes de la familia con mayor depresión?-, le preguntamos.
«Son las condiciones, a veces nosotros quisiéramos mejores cosas pero no se puede; aspiramos a cosas pero solo se quedan en eso. Yo apenas concluí la secundaria, ahora los hijos son los responsables de seguir como uno, o mejorar en la vida y dejar de ponerse así de tristes».
El INEGI revela que el 44.5 por ciento de los integrantes del hogar de siete años y más han sentido depresión. Este porcentaje coloca a la entidad en el segundo lugar con esta condición emocional entre sus pobladores, solo debajo de Chiapas que tuvo un 45.6 por ciento, mientras que Puebla se colocó en la décima posición con 35.7 por ciento.
Por último, los resultados de la ENH de 2017 indican que a nivel nacional en 56.6 millones de integrantes de hogares de siete y más años sintieron preocupación y nerviosismo y 33.3 millones experimentaron depresión. Sobre las condiciones de los hogares, más del 98 por ciento son viviendas con piso, paredes o techo construidos con materiales no frágiles.