Hablar de Chignahuapan es hablar de color, fuego y tradición.

Este Pueblo Mágico de la Sierra Norte de Puebla se ha consolidado como uno de los principales referentes artesanales de México gracias a la elaboración de esferas navideñas, una actividad que no solo define su identidad, sino que también da sustento y orgullo a cientos de familias que, generación tras generación, han perfeccionado el arte del vidrio soplado.

La fabricación de esferas en Chignahuapan es un proceso completamente artesanal que comienza con el calor intenso de los hornos, donde tubos de vidrio son llevados al punto exacto de fusión. Con gran destreza, los artesanos soplan el vidrio
incandescente hasta darle forma, transformando un material frágil en una pieza casi perfecta. Cada soplido requiere precisión, experiencia y un conocimiento transmitido a lo largo de décadas, pues de ello depende el tamaño, el grosor y la resistencia de la esfera.

Foto: Especial

Una vez moldeadas, las piezas pasan a un proceso de enfriamiento controlado. Posteriormente, el interior del vidrio es plateado mediante técnicas tradicionales que les otorgan ese brillo característico que refleja la luz de los árboles navideños. Es en esta etapa donde la esfera comienza a cobrar vida, preparándose para convertirse en un lienzo en blanco.

La decoración es, quizá, el momento más creativo del proceso. En los talleres de Chignahuapan, pinceles, diamantina, esmaltes y pintura acrílica se combinan para dar forma a diseños únicos: desde motivos navideños clásicos hasta patrones contemporáneos y personalizados. Cada esfera es distinta; no existen dos iguales, lo que convierte a estas piezas en verdaderas obras de arte popular mexicano.

Más allá del proceso técnico, la fabricación de esferas representa una profunda conexión comunitaria. Durante la temporada alta, los talleres se llenan de actividad, familias enteras colaboran y el pueblo se transforma en un punto de encuentro para visitantes que buscan conocer de cerca esta tradición. Eventos como la Feria Nacional del Árbol y la Esfera refuerzan este legado, proyectando el trabajo artesanal de Chignahuapan a nivel nacional e internacional.

Así, cada esfera que sale de este lugar encierra mucho más que decoración: guarda historias, manos expertas, identidad cultural y la calidez de un pueblo que ha sabido convertir el vidrio y el fuego en símbolos de celebración y esperanza.

Foto: Especial

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