«Yo llegué abandonar todos mis sueños profesionales por dedicarme al hogar», declaró Gabriela Rosas, lideresa de la colectiva Mujeres por el Derecho al Cuidado y una Vida Libre de Violencia, al relatar su incursión en el activismo, en donde se ha destacado por la defensa del sector femenino que padece violencia vicaria, así como de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.

Con una Licenciatura en Administración Turística y una Maestría en Economía, Gaby, como le dicen sus amistades y seres queridos, mencionó que fue, a partir de la separación de su pareja, cuando comenzó su acercamiento con el feminismo.

Gabriela añadió que hace una década no estaba consciente de los indicios de violencia que había en su matrimonio, al grado que los normalizaba.

«Yo desde el 2014 ya sentía como esta incomodidad que yo vivía en mi relación, que cada vez era mayor. Había muchas cosas que yo decía ‘esto está raro’. Pero mucho lo invisibilizaba y lo justificaba», expresó.

Fue en 2017 con ayuda de su terapeuta  cuando se dio cuenta de todas las agresiones que anteriormente no comprendía, las cuales forman parte de un círculo de violencia psicológica que hacen sentir menos a las mujeres.

Era tan inmensa su pesadumbre, que, en un momento de vulnerabilidad, Gaby estuvo dispuesta a modificar el convenio de custodia con su expareja para concederle la tutela de sus hijos. Sin embargo, su terapeuta le ayudó a evitar ello.

«Justamente con la terapeuta es cuando le pongo nombre a muchas cosas que yo estaba sintiendo, que yo estaba pensando, pero que no sabía de dónde venían. Literalmente, pensaba que yo no importaba, que yo no valía nada, que yo era como una sombra en mi casa y no entendía porqué me sentía así», acotó.

Asentada en Puebla desde 2010, Gabriela dejó la docencia y sus actividades profesionales por apoyar a su expareja, por mostrarle solidaridad, aunque esto implicara no tener redes de apoyo o amigas.

Ya con un hijo nacido en la entidad poblana, señaló que antes no había información a la mano sobre violencia de género, pues se creía que dicho concepto sólo implicaba la violencia física.

«Yo me abandoné por completo y me concentré solo en lo que eran los niños, entonces, también tiene mucho que ver con eso, pues la información que yo buscaba no eran sitios que pudieran tener información sobre lo que era la viiolencia», manifestó.

Estuvo de acuerdo en que ha sido gracias a las mujeres y los movimientos feministas que se ha logrado crear un marco normativo en Puebla contra la violencia de género.

Señaló que ser activista implica enormes retos, pues se debe buscar la visibilidad mediática, pero también incidir en las políticas públicas estatales.

«A veces se nos complica muchísimo, por ejemplo, a mí me ven muy presente, porque como mis hijos ya son grandes, tengo esa libertad de estar, pero las compañeras que tienen hijos más chicos justo por eso no las ven, pues están cuidando o están haciendo activismo, entonces, ellas están en redes o en otros espacios», comentó.

En cuanto a la agrupación Mujeres por el Derecho al Cuidado y una Vida Libre de Violencia, indicó que se formalizó a finales de 2022, pero al principio se enfocaba en la incidencia en el ámbito institucional, no en lo mediático.

Explicó que los casos a cargo de la colectiva llegan por referencia, aunque subrayó que las víctimas deben tomar la decisión voluntaria de dejarse acuerpar o apoyar.

Subrayó que ella se ha enfocado en la defensa de las madres cuidadoras, porque los derechos estas suelen ser ignorados, sobre todo, cuando son responsables de infancias o menores de edad con discapacidad, que están en situación de vulnerabilidad.

Abundó que, históricamente, el cuidado de las infancias ha sido asignado a las mujeres, impidiendo que tengan tiempo para desarrollar otras facetas de su vida, ya sea profesionales o personales.

«Esas labores se le asignaron siempre a las mujeres, porque somos las que gestamos, las que amamantamos, entonces, se creyó que tenemos esta capacidad innata de cuidar mejor que los hombres, entonces, se nos asignó esta tarea y eso fue haciendo que prácticamente todas las labores de cuidado, dentro y fuera de los hogares, se le asigne a las mujeres», dijo.

En ese sentido, celebró que, con la aprobación de las reformas a Ley Organica de la Administración Pública del estado de Puebla, en su artículo 48, fracción XXV, se ha conferido a la Secretaría de la Mujer e Igualdad Sustantiva la atribución de dirigir las acciones necesarias para la creación de un Sistema Público de Cuidados.

Sostuvo que debe haber una redistribución de las responsabilidades del hogar, para que las mujeres puedan tener mejores oportunidades laborales, económicas y patrimoniales.

Agregó que el Estado y las empresas deben poner en marcha horarios más flexibles para las madres, así como permitir el trabajo a distancia y abrir guarderías.

«Eso busca la política pública del cuidado, que eso sea una realidad y eso es lo que impulsamos», expresó.

Acerca de si ya está realizando lo que soñaba o aspiraba, respondió con entusiasmo que sí y echó por abajo las ideas o estigmas sociales que romantizan la maternidad bajo condiciones precarias o poco dignas.

«Entonces, ahorita yo puedo decir que me dedico a lo que quiero, trabajo en lo que quiero, en los horarios que yo elijo; dentro de mi casa elijo lo que quiero hacer y lo que no, y también he aprendido a soltar y a no sentir tanta culpa por no estar más tiempo con mis hijos», finalizó.

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