“No quiero morirme como otras de mis compañeras, por eso denuncié», dijo esta mujer trans golpeada por 20 hombres en La Libertad

Janeth Palacios no niega que le gusta divertirse. Es joven y guapa, ¿Por qué no habría de hacerlo? Su pecado es ser una mujer trans y eso, algunos no lo perdonan. Además, vive del trabajo sexual. ¡Uff¡ Peor tantito, piensan algunos de sus vecinos, pero ella siempre acude con su vestido de gala y su hermosa peluca con las comparsas de huehues y baila hasta el amanecer en la junta auxiliar de La Libertad.

Janeth tiene 35 años, y desde los 17 supo que ella era una mujer y aunque se miraba en el espejo y veía un hombre, decidió tomar el largo y duro camino de la transformación de la identidad de género auto percibida.

Empezó a tomar hormonas y a vestirse femeninamente. Así a los 20 años, llena de ilusiones, empezó su búsqueda de trabajo. Tiendas departamentales, oficinas, restaurantes, y todo tipo de comercio establecido le negó el empleo por su apariencia.



La condición para contratarla era que no se maquillara, y usara ropa de hombre. Así que decidió iniciarse como trabajadora sexual, el oficio más antiguo del mundo y donde tenía y debía ser lo que es, una mujer.

A los 30 años pudo colocarse sus implantes mamarios, que luce en pronunciados escotes. Hoy con 15 años dedicada al trabajo sexual, decidió romper el silencio y denunciar ante la Fiscalía General del Estado (FGE), la agresión que sufrió anoche en la colonia donde nació y donde ha vivido toda la vida La Libertad, nombre que describe su personalidad.

La noche del 27 de febrero, no fue la primera vez que sufrió una agresión. Si bien en su colonia es una mujer conocida y hasta cierto punto respetada, cuando hay fiestas como la de carnaval llegan personas ajenas que se burlan de ella.

También cuando trabaja por las noches sobre la 25 poniente, entre 19 y 21 sur, ha tenido que soportar que le avienten desde botellas con líquidos o huevos, o hasta que escuche como cortan cartucho y le tiren balines.

Así que luego de que no quiso comprar cervezas para un grupo de hombres que tomaban afuera de una tienda, el día del carnaval, y de que se volteara a gritarles que la dejaran en paz, fue tirada al piso y pateada. Además, le rompieron su vestido, le jalaron sus implantes diciéndole que no era una mujer y le robaron su bolso.

Janet dice que se fue a su casa semi desnuda y ensangrentada; dispuesta a lavarse la cara y dormirse tras ser agredida, como lo ha hecho tantas veces, pero que, gracias a su publicación en Facebook, integrantes de la comunidad trans fueron por ella para llevarla a la FGE para denunciar.

Inicia el calvario y la rectivimización

Cerca de la media noche, en el edificio central de la Fiscalía General del Estado (FGE) ubicado en la 31 poniente y bulevar 5 de Mayo, Janeth presentó su denuncia por robo agravado sin embargo le dijeron que no había un médico legista y que regresara al siguiente día.

Así ensangrentada dormitó un par de horas y regresó a las ocho de la mañana del 28 de febrero, para que nuevamente le dijeran que no había médico legista y que esperara unas horas. Janeth con el apoyo de una integrante de la Colectiva Coatlicue Siempre Viva y de una abogada del Barzón Poblano, esperó hasta las tres de la tarde para que le dijeran que acudiera a un médico particular que le revisara sus heridas, las que por cierto, le dijeron no ponían en riesgo su vida.

Esto a pesar de que la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos emitió un oficio para que a Janeth Palacios se le realizara un examen psicofisiológico y clasificación de lesiones tras la denuncia FGEP/CDI/FEDH/LGBTTTIQ-I/000128/2022.

Este oficio servirá a la institución para comprobar que se le dio atención, sin embargo, nunca llegó un médico. Así que tras 15 horas de esperar a un médico legisla en la FGE fue trasladada al Hospital Universitario.

Antes tuvo que hacer una parada en otro edificio de la Fiscalía, en la 43 poniente y privada de la 3 sur, en donde no pudieron levantar un acta de medidas precautorias para que no se les acerquen sus agresores, debido a que desconoce el nombre de los 20 sujetos que la golpearon.

Adolorida de la cara, con la sangre coagulada y sin bañarse, Janeth aguantó más de 18 horas para ser atendida por un médico que diera fe de sus lesiones.

Antes de ingresar al HU me dijo: “No quiero morirme como otras de mis compañeras, por eso denuncie. No me callé como otras veces que he normalizado que a las trans no vaya así, de la fregada”.

Janeth recuerda que en los 15 años que se ha dedicado al sexo servicio ha conocido a unas 17 mujeres trans que han muerto. Los dos últimos casos, una amiga que llegó de Oaxaca y que la balearon y otra que vivía en Clavijero, quien después de días de no ir a trabajar la encontraron asfixiada y envuelta en unas sábanas.

«Fíjate que ya viví más de lo que vive una mujer tras. El pasado diciembre cumplí 35 años y nuestra esperanza de vida es de 30, así que no me voy a callar, voy a levantar la voz por todas aquellas que han muerto a consecuencia de la transfobía y el machismo”.

Janeth espera recuperarse pronto, así con la cara morada y llena de costras no podrá trabajar, “es como cuando me avientan huevos, me tengo que regresar a la casa a bañarme porque así toda olorosa quien me va a contratar”.

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