A diario una persona recibe tres mil impactos de publicidad entre los que se encuentran anuncios que exponen a niñas como objetos sexuales.
Entre los riesgos que conlleva la sexualización de menores se encuentran la trata, la cosificación, violaciones y pornografía infantil, señaló Edurne Ochoa, integrante del Consejo Consultivo del Instituto Poblano de la Mujer (IPM), quien aplaudió la iniciativa en el Congreso de Puebla para prohibir anuncios publicitarios que sexualicen a infantes.
En entrevista telefónica, señaló que a diario una persona recibe tres mil impactos de publicidad de medios masivos, entre los que se encuentran anuncios que exponen a niñas como objetos sexuales o de consumo.
Añadió que la publicidad hipersexualizada violenta de manera velada, pues está permitido ver a una niña de 7 años en bikini, en poses sugerentes para hacer promoción de un producto, con lo que –dijo—se “cosifican” principalmente a las niñas.
Por ello, respaldó la iniciativa del diputado Miguel Trujillo de Ita para reformar el artículo 143 de la Ley para la Protección del Ambiente Natural y Desarrollo Sustentable para regular la colocación de anuncios que sugieran sexualidad, sensualidad, violencia, racismo o que atente contra el estado emocional y psicológico de los menores en la entidad.
Sin embargo, consideró que a ésta “gran iniciativa” deben sumarse la regulación de contenidos de televisión, de redes sociales, fabricantes de juguetes, entre otros, que incitan a que las niñas perciban que tienen que ser “muñequitas”.
Además, destacó que también es necesario hacer conciencia en los padres y madres para que no inviten ni obliguen a niñas a verse perfectas, pues esto incrementa la posibilidad de que sus hijas sean violentadas.