Fue beatificada el 20 de noviembre de 1988 por San Juan Pablo II y canonizada por él mismo el 1 de octubre de 2000.
Santa Catalina Drexel es la fundadora de las Hermanas del Santísimo Sacramento para indios y gente de color en Santa Fe, Nuevo México (Estados Unidos). Dedicó su vida al servicio de estas personas y dejó toda su fortuna obtenida en herencia para el apoyo de su misión evangelizadora.
Ella nació el 26 de noviembre de 1858 en Pennsylvania (Estados Unidos) en el seno de una familia adinerada, donde le enseñaron desde niña a ser generosa con el necesitado. Ejemplo de ello fueron dos de sus hermanas, una fundó una escuela para huérfanos y la otra hizo lo mismo para personas de raza negra en situación de pobreza.
Tras la muerte de sus padres, después de haber cuidado de ellos, la joven Catalina siguió el ejemplo de sus hermanas y empezó a preocuparse por la situación de los indios en su país. Por ello le pidió al Papa León XIII, durante una audiencia en 1887, que enviara más misioneros al estado de Wyoming para su amigo el Obispo James O’Connor.
Ante esto el Papa le respondió, «¿Por qué tú no te haces misionera?”.
Tiempo después, cuando visitó los estados de Dakota del Norte y Dakota del Sur, conoció al jefe indio de la tribu Sioux e inició una ayuda continua en las misiones con los indios americanos.
Después entró el noviciado de las Hermanas de la Misericordia y en 1891 fundó la orden de las Hermanas del Santísimo Sacramento, que sería aprobada en Roma en 1913.
Para 1942 Santa Catalina Drexel contaba con un sistema de escuelas católicas para indios americanos y personas de raza negra en 13 estados, y por ello sufrió persecución.
Falleció el 3 de marzo de 1955 en Bensalem (Pennsylvania) después de pasar 20 años de su vida concentrada en la oración y meditación.
Fue beatificada el 20 de noviembre de 1988 por San Juan Pablo II y canonizada por él mismo el 1 de octubre de 2000. Es considerada apóstol de los indios americanos y personas de raza negra. Se le recuerda cada 3 de enero.