El Hermano Salomón, junto a otros 190 compañeros mártires, fue beatificado por el Papa Pio XI, el 17 de octubre de 1926.
Guillermo Nicolás Ludovico nació en Boulogne-sur-Mer, el 14 de noviembre de 1745. Su padre fue un rico comerciante. Nicolás frecuentó la escuela comercial de los Hermanos de las Escuelas Cristianas que dirigían en aquella ciudad.
Su padre le encontró un trabajo en las cercanías de Boulogne y después lo envió a París a trabajar para un comerciante amigo suyo. El ambiente que encontró en París no le gustaba a Nicolás. Así, después de volver a Boulogne, manifestó a su padre el deseo de seguir a sus maestros.
El 25 de marzo de 1767 entró en el noviciado de Saint-Yoin, en Rouen. Pronunció los votos en 1769 y en septiembre de 1770 fue enviado a enseñar a Maréville. Hizo la profesión perpetua en 1772.
En 1777 fue nombrado «procurador» de aquella casa que, entre la escuela, los alumnos internos, las personas que recibían formación y un sector para casos difíciles enviados por el tribunal, llegaba a contar cerca de 1000 personas. En 1787 participó en el capítulo general, siendo nombrado secretario del mismo. Al terminar los trabajos capitulares fue llamado a desempeñar la misma función a las órdenes directas del superior general.
En 1791, en mitad de los años turbulentos de la revolución, los Hermanos fueron obligados a abandonar sus casas. El Hermano Salomón se vistió de civil con la esperanza de pasar inobservado, y se quedó a custodiar la casa donde estaba el consejo general de la congregación.
El 15 de agosto de 1792, los guardias invadieron la casa de la rue Neueve, lo arrestaron y lo condujeron al convento, transformado en prisión, de los carmelitas de la rue Vaugirard. El 2 de septiembre fue ajusticiado en los escalones del jardín interno del convento por haberse negado a jurar fidelidad a la Constitución civil del clero.
El Hermano Salomón, junto a otros 190 compañeros mártires, fue beatificado por el Papa Pio XI, el 17 de octubre de 1926.