San Juan Pablo II la beatificó en el 2004 y en aquella ocasión señaló que “en el ejemplo de la beata Alejandrina, expresado en la trilogía ‘sufrir, amar y reparar’, los cristianos pueden encontrar estímulo y motivación”.

Alejandrina nació en 1904 en Balazar (Portugal). Por preservar su virginidad, a los 14 años se arrojó de la ventana del segundo piso de su casa, ante la amenaza de unos malintencionados que se metieron a la fuerza para abusar de ella, su hermana y una amiga. El golpe le causó después una parálisis total que la obligó a estar en cama por el resto de su vida.

Más adelante se ofreció a Cristo como víctima por la conversión de los pecadores, por amor a la Eucaristía y por la consagración del mundo al inmaculado Corazón de María, mensajes fundamentales de Fátima. Los últimos 13 años de su vida no probó alimento, ni bebida y tan sólo se mantuvo de la Comunión.

Entregada a la vida de oración y ayuno, en 180 ocasiones experimentó místicamente la pasión de Cristo con mucho sufrimiento. Miles acudían a su lecho para recibir de ella palabras de consuelo y se hizo Cooperadora Salesiana. El 13 de octubre de 1955, aniversario del “milagro del sol” que se produjo en Fátima 38 años antes, murió.

Antes de morir dijo: “No pequen más. Los placeres de esta vida valen nada. Reciban la Comunión; recen el rosario todos los días. Esto, lo resume todo”. A pedido de la Beata, quedó escrito en el epitafio de su tumba la siguiente inscripción: “Pecadores: Si las cenizas de mi cuerpo pueden ser útiles para salvarte, acércate. Si es necesario pisotéalas hasta que desaparezcan, pero no peques nunca más. No ofendas más a nuestro amado Señor. Conviértete. No pierdas a Jesús por toda la Eternidad. ¡Él es tan bueno!”.

San Juan Pablo II la beatificó en el 2004 y en aquella ocasión señaló que “en el ejemplo de la beata Alejandrina, expresado en la trilogía ‘sufrir, amar y reparar’, los cristianos pueden encontrar estímulo y motivación para ennoblecer todo lo que la vida tiene de doloroso y triste con la mayor prueba de amor: sacrificar la vida por quien se ama”.

Con información de Aciprensa.

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