Es importante recalcar que una buena alimentación no evita el contagio de coronavirus, si mejora el sistema inmune. 

Comer. Algo tan elemental para sobrevivir, algo tan natural y y tan placentero que en nuestra cultura el se ha vuelto la excusa perfecta para las reuniones familiares, así como para ver a los amigos y disfrutar de un delicioso platillo que muchas veces no sólo llena el estómago, sino también el alma.

 ¿Cuántas veces nos hemos detenido a analizar lo que tenemos en el plato y que tanto bien le hace a nuestro cuerpo?

Al menos yo, muy pocas veces, me declaro como un fiel consumidor de productos comida industrializada, y de la comida chatarra, quien me conoce sabe que me puede envenenar con un paquete de galletas de chocolate, además de refrescos, papitas y demás botanas y panecillos empacados que encontramos en cualquier “tiendita de la esquina”, y por supuesto la nada despreciable fast food que a todos nos han sacado de apuros más de una vez. Sin embargo soy consciente, y sé que como yo muchos de ustedes, del poco valor nutritivo de todo eso, sin embargo estamos tan acostumbrados que los seguimos consumiendo con singular placer sin prestar mucha atención a los efectos que a largo plazo pueden provocar en nuestros cuerpos.

Ahora bien, con estos hábitos alimenticios que muchos tenemos y con los problemas obvios que nos acarrea nos tomo por sorpresa la pandemia de COVID-19 y desde muy temprano las estadísticas dejaron ver que las consecuencias de esos hábitos nos hacían más susceptibles a que ante un eventual contagio las posibilidades de perder la vida fuera mayores. Y así ante la creciente ola de contagios quienes padecemos de comorbilidades mantenemos la amenaza de pasarlo muy mal como la espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas.

Ante este escenario surgieron por todos lados ideas para mejorar la calidad de vida, desde los muchos videos para hacer ejercicio desde casas que circularon y continuan haciéndolo, hasta las campañas institucionales para cambiar la forma en que nos alimentamos y que esto eventualmente mejore la calidad de vida de quienes no hemos sido especialmente cuidadosos con ella.

De ese tipo de propuestas alimenticias surgieron ideas muy interesantes que vale la pena rescatar por varias razones, la activación económica de pequeños productores y comercios familiares que son el sostén de muchas familias, la mejora en la alimentación de la población, la implementación de huertos familiares para el autoconsumo y el rescate cultural de la gastronomía de nuestros pueblos. Todos ellos de gran importancia y que en conjunto forman una propuesta muy interesante.

Entre estas encontramos la guía elaborada para África Surviving COVID-19: The neglected remedy, trabajo realizado por la Alianza por la Soberanía Alimentaria en África (AFSA), una amplia alianza de diferentes actores de la sociedad civil que forman parte de la lucha por la soberanía alimentaria y la agroecología en África. Dicha guía trata de cómo obtener y preparar el alimento para mantener su valor medicinal, incluyendo información sobre plantas locales e indígenas y preparaciones tradicionales llenas de los mejores nutrientes.

Con este esfuerzo se busca que la población esté informada sobre qué es el COVID, cómo se transmite y las medias sanitarias que se deben seguir para evitar los contagios. Y por otro lado hacer conciencia de la importancia de mantener una buena alimentación que mejore el estado de salud de las familias volteando la mirada hacia la tradición alimentaria de los pueblos promoviendo el consumo de productos locales con recetas tradiciones y que al mismo tiempo promueve el rescate de la memoria culinaria.

En nuestro país también se buscó seguir el ejemplo de la guía para África de manos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) a través de una adaptación del trabajo original y que mantiene la esencia de la idea original.

Así pues en México se publicó “SOBREVIVIENDO A LA COVID-19 EN MÉXICO. El remedio olvidado” el cual busca a través de pequeños relatos concientizar sobre las ventajas de tener una dieta basada en productos naturales que podemos encontrar sin problemas en mercados locales y en algunas cooperativas que promueven el comercio justo para pequeños productores y que además promueve el comercio local y la mejora en la calidad de vida de la comunidad. Además de informar sobre los beneficios de los huertos familiares y de brindar opciones para su implementación en lugares reducidos y bien se pueden adaptar a cualquier vivienda.

Si bien es importante recalcar que una buena alimentación no evita el contagio de coronavirus, si mejora el sistema inmune y mantiene al cuerpo preparado para enfrentar ésta y otras enfermedades. También hay que recordar la importancia de vacunarnos y seguir con las medidas sanitarias, mientras las autoridades no digan lo contrario, ya que es la única defensa que tenemos por el momento para evitar enfermarnos y enfermar a nuestros seres queridos.

Cuidemos a los demás, cuidándonos.

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