Una de las enseñanzas que los padres comparten con los colegios a estas edades es la del fomento de la autonomía.

El curso pasado no acabó bien, y la incertidumbre marca el inicio del nuevo. Mientras los menores preparan la vuelta al colegio, sus padres no olvidan que pueden tener que cambiar las aulas por el salón de la casa en cualquier momento. El ordenador, si es que se dispone de uno, está preparado. No tanto los progenitores, que, con la experiencia de la primavera pasada, saben que es fácil verse sobrepasados. Algunos de ellos siguen dándole vueltas a una cuestión básica para sacar más rendimiento al ’telecole’ del que obtuvieron el curso pasado: ¿qué se puede enseñar en casa y en qué materias es permisible insistir menos?

¿Qué hace un padre ‘de letras’ con un juego de policubos?

Partamos de que los padres no tienen la obligación de escolarizar a los niños hasta que cumplen 6 años. O sea, que hay formas de que asimilen los contenidos de Educación Infantil sin acudir al colegio. Prosigamos recordando que, incluso cuando los niños sí van a clase, la familia es fundamental en esta etapa. No hace falta confinarse para que los padres enseñen en casa a contar aprovechando los objetos del hogar, a identificar formas geométricas con objetos como relojes, cuadros o jarrones. Mar Martínez, directora de Ellaluna American School, apunta que a estas edades (hasta los 6 años) los niños también pueden aprender a medir empleando su propio cuerpo, “incluso a sumar y a restar de forma sencilla, siempre con materiales que puedan manipular”. También es normal comenzar a leer en familia: “Es algo que se hace desde que nacen. El ritmo y la entonación son el primer acercamiento a la lectura desde casa”. Y todo padre recuerda la primera palabra escrita de sus retoños: su nombre, en mayúsculas, es la norma.

Otra de las enseñanzas que los padres comparten con los colegios a estas edades es la del fomento de la autonomía. “Para desarrollar la motricidad fina en edades tempranas, pueden doblar la ropa, emparejar los calcetines… Y si saben ya escribir, pueden ayudar a redactar la lista de la compra…”, dice la pedagoga y psicopedagoga Saioa Salinas. Estas tareas favorecen el trabajo grupal, por eso en el aula suele haber un encargado, por ejemplo, de dar la luz y otro de cerrar la puerta.

La cosa se complica con el paso Primaria. Aparecen entonces las asignaturas, la enseñanza compartimentada por ramas de conocimiento, y, con ellas, los sudores de muchos progenitores; la tarea de los profesores no es fácil. “Todo se puede aprender desde casa, pero no del mismo modo, pues en muchas aulas se dispone de recursos con los que a los alumnos les cuesta muchísimo menos avanzar”. Por ejemplo, para aprender matemáticas en algunos colegios se emplean balanzas numéricas, contadores, monedas, series numéricas o cubos. Dale un juego de policubos a un padre que, durante su infancia, no hizo otra cosa que aprender el temario de memoria… que busque ayuda en Internet es inevitable.

Y una solución válida para empujar el avance en ciertos contenidos. “Algunas materias, como las ciencias naturales, las ciencias de la salud y el conocimiento del cuerpo se pueden aprender fácilmente en Primaria a través de aplicaciones”, apunta la directora Mar Martínez. Pero lo digital no siempre es suficiente. “En las matemáticas ayudan un montón estos materiales y, por supuesto, la figura del profesor”, advierte la directora Mar Martínez. La figura del profesor, esa que tiene el potencial de inspirarte para el resto de tu vida o cerrarte un camino académico para siempre.

El profesor no solo es importante por la pasión que transmita hacia sus asignaturas, ni por su capacidad para abrir los ojos a los detalles que estimulan la curiosidad de cualquiera, ni por su indudable competencia. Un buen profesor es un motivador nato. Y si en la etapa de Infantil se da el primer paso en el camino de la autonomía, el de la motivación académica conviene comenzar a andarlo en Primaria. En la etapa posterior (y el resto de la vida), sigue siendo uno de los pilares para avanzar, pero las perspectivas cambian sustancialmente. Cada vez hay más cosas que pueden hacerse en casa, e incluso es bueno que así sea. Cada vez más cosas se hacen por la cuenta del alumno.

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