La Revocación de Mandato marcó un punto más al éxito político de López Obrador
Es cierto que los números pueden interpretarse y exhibirse como mejor convenga, es cierta también la obviedad “los números son los números”. Sólo que, en el tema de la Revocación de Mandato los únicos números que existieron fueron los más de 15 millones de votantes que sufragaron porque el Presidente de México se quede. Y esos números los supieron capitalizar mediáticamente muy bien tanto López Obrador como el partido oficialista Morena.
Me explico, la estrategia dada la discursiva política del presidente y el partido oficialista, implicaba un sí o sí ganar, independientemente de los números: Sino conseguían un buen número de votantes, “la culpa” sería del INE o de la oposición, si conseguía un buen número de votación el triunfo sería de López Obrador y seguiría “atacando” estratégicamente al Instituto Nacional Electoral y a los partidos de oposición (PRI, PAN y PRD).
La oposición apostó por una estrategia fallida, convocar a no votar en la revocación dado que era una farsa y propaganda política. No apostó por movilizar. En cambio, el partido oficialista, movilizó a casi 16 millones de votantes. El resultado, un triunfo para el Presidente López Obrador, fue Jaque Mate. Pues la narrativa política fue que se obtuvieron la mitad de los votos que a AMLO lo llevaron al triunfo en el 2018, pese a que el INE puso obstáculos como el poner un tercio de las casillas. Aunque para ser objetivo, el INE operó la consulta ciudadana con poco menos de la mitad del presupuesto que se requería para igualar la revocación a una elección presidencial.
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¿Qué hubiera pasado si la oposición hubiera apostado la estrategia en movilizar a sus votantes? Por lo menos igualar el número de casi 16 millones, no hubiera sido poco probable pues en las elecciones intermedias del 2021 la oposición obtuvo 21 millones de sufragios. Si hubiera apostado por ello, la polarización que se respira en las redes sociales, sobre todo en Twitter, se hubieran reflejado en la votación.
Difícil creer que la oposición apostó por no movilizar para no abonar a la ya polarizada sociedad mexicana, lo anterior por lo menos hubiera sido una narrativa estratégica para después de los resultados de la revocación.
Los números son: 16 millones 502 mil 636 votos de los 37 millones necesarios para que sea vinculante, el 17.77 por ciento del padrón electoral del 40 por ciento necesario, de los cuáles 15 millones 159 mil 323 votaron para que se quede y concluya su mandato presidencial, y un millón 63 mil 209 pidieron que se revocara el cargo por pérdida de confianza y 280 mil 104 mexicanos anularon su voto.
La interpretación de los números por parte del oficialismo: el 90 por ciento de mexicanas y mexicanos votó para que el presidente termine su mandato, no mienten, el 90% de 16 millones 502 mil 636 votos que, para el mexicano promedio, sólo se quedará con el mensaje: 90% quiere que AMLO se quedé. El Presidente mantiene un 60 porciento de aceptación en la ciudadanía y los cerca de 16 millones son un voto duro de Morena, ciertamente no refleja el 90 porciento de las y los mexicanos, pero el mensaje se quedó en el imaginario colectivo.
La interpretación de los números por parte de la oposición: que el Presidente ha perdido votos por lo tanto adeptos pues no conserva los 30 millones de votantes que apostaron por su proyecto en la elección presidencial del 2018. Un fracaso porque no fue vinculante.
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La bueno de la revocación: la impecable manera de llevar a cabo la revocación, el INE sigue siendo una Institución que opera las elecciones con ciudadanas y ciudadanos, tiene observadores y representantes de cada proyecto político en las mesas de votación y un sistema de conteo rápido y conclusión de conteo de votación que envidiaría cualquier país de América Latina, incluso de Norte América.
Una Institución que está en jaque mate mediático, pese a ser la Institución en la que la ciudadanía más confía de todas las Instituciones del país. Y que en una estrategia a mediano plazo, Morena y AMLO buscan desmembrar. La oposición tendría que defender un organismo descentralizado que es el pilar de la democracia electoral de este país.
Lo malo de la revocación: Que las reglas están marcadas tal y como se establece en la Ley Electoral para cualquier elección presidencial, y el juego no fue limpio, hubo violaciones a la ley.
Por último, ojo que hay casi 3 millones de personas en México que han votado un cambio y que no coinciden con el oficialismo y la oposición. Esa ciudadanía que votó por un cambio ya sea votando en contra o anulando su voto, en realidad no votaron en contra, en realidad votaron por otra opción pues de ser simpatizantes de la oposición no hubieran salido a votar. La revocación puede ser un ejercicio estadístico que refleja una realidad política y social de nuestro país, las interpretaciones están sujetas a la habilidad estratégica.
Twitter: @AlesandraMartin