Se enfrentan a ya de por sí una apatía política que prevalecía antes de la pandemia la cuál ahora está exponencial.

La pandemia aún no termina, aunque en países particularmente en vías de desarrollo se encaminen a la apertura total de sus economías por obvias razones que obedecen al nivel de pobreza que existe en la población de países de América Latina. No importa que los esfuerzos se encaminen a dar certeza de un futuro prometedor y esperanzador, la realidad es que no hay certezas y en el imaginario colectivo está fijo una sensación de incertidumbre hacia el futuro a mediano y corto plazo.

Las autoridades locales que tomarán protesta el próximo 15 de octubre para los periodos 2021-2024, habrán de enfrentar las secuelas sociales y económicas que ha dejado la pandemia. Al ser las autoridades las más cercanas a la ciudadanía, habrán de enfrentar varios retos en estos nuevos tiempos que enfrentamos en el país y en el mundo.

Como uno de los principales es que el humor social es mucho más iracundo que en épocas pasadas. La crisis social y económica que dejó, y que sigue dejando esta pandemia llevan por un camino nada fácil de recorrer porque a todos los sectores ha perjudicado estas secuelas. Es decir, no está sectorizada la crisis con algún grupo socio – económico en particular, sino generalizada en todos ellos.

Así que, el primer reto es que habrán de enfrentar un humor social irritable en la ciudadanía, demandantes de soluciones inmediatas, incluso si existen situaciones que no necesariamente corresponden a una autoridad local. Las administraciones municipales son, por llamarlo de alguna manera, la cara más expuesta de los gobiernos y poderes ante la población.

Tendrán que ser muy eficaces y eficientes al dar resultados a corto plazo, casi de manera inmediata para poder contrarrestar la exigencia social que mantiene en una ebullición a varios sectores políticos, económicos y sociales, es una verdadera bomba de tiempo la que enfrentan los gobiernos municipales entrantes y tendrán que echar mano de todas las capacidades y la suma de esfuerzos para trabajar a marchas forzadas para dar soluciones inmediatas.

Esta es una nueva era, la emoción colectiva está más encaminada a expresiones negativas, aunado a la aceleración del uso de las redes sociales que con la pandemia fue exponencial. Y como una nueva era, los lenguajes de cada una de las plataformas son distintos y cada sector también es distinto no sólo por grupos de edad sino por grupos estratificados en gustos particulares, preferencias y necesidades particulares, edades, entre otros muchos.

Ante la aceleración de los usuarios de las diferentes plataformas digitales, la manera de comunicar a las y los ciudadanos por parte de las nuevas autoridades locales tendrá que tener un gran ingrediente de estrategia y de creatividad. Se enfrentan a ya de por sí una apatía política que prevalecía antes de la pandemia la cuál ahora está exponencial.

Así que, sino generan estrategias comunicacionales acordes a los nuevos tiempos de esta nueva era, corren el riesgo en el mejor de los casos a ser ignorados y en el peor de los casos a enfrentarse a una sociedad enardecida y ávida de soluciones inmediatas.

Twitter: @AlesandraMartin

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