Estos bosques acuáticos son el hábitat de cangrejos, camarones, ostras, cocodrilos, cobras, lagartos, tortugas, monos, garzas, entre otros.
Las comunidades costeras de Oaxaca, tutoras de los manglares conocidos como los bosques azules, uno de los hábitats más productivos y valiosos de la tierra, ante un escenario poscovid, defienden su compromiso por la conservación de estos ecosistemas húmedos, favorables para las personas y el planeta.
En el marco del Día Mundial de la Tierra, a conmemorarse el 22 de abril, Agustín Reyes Sánchez, presidente de la Red de los humedales de la costa de Oaxaca, expuso que los miembros de esta organización civil, “hoy más que nunca”, están convencidos de seguir realizando acciones orientadas a fortalecer procesos locales y regionales de manejo y conservación del medioambiente.
«Garantizar una naturaleza sana es clave para la salud pública, ya que reduce las enfermedades y promueve el bienestar. Los ecosistemas acuáticos, conocidos como espacios azules, y también los espacios verdes, mejoran la calidad de vida de las personas, sin dejar a nadie atrás”, dijo.
Las raíces del manglar (del guaraní, “árbol retorcido”) son un hábitat valioso para los peces y crustáceos, son considerados como uno de los ecosistemas más productivos del planeta. Generan gran cantidad de materia orgánica en forma de hojarasca, flores, frutos, madera y corteza.
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Los manglares son bosques que se ubican en las zonas costeras tropicales, en lugares inundados de forma temporal o permanente por aguas salobres (mezcla de agua dulce y salada). Son increíblemente eficientes para almacenar carbono. Estos bosques acuáticos son el hábitat de cangrejos, camarones, ostras, cocodrilos, cobras, lagartos, tortugas, monos, garzas, entre otros.
Reyes Sánchez, también representante de Servicios Ecoturísticos Cooperativa La Ventanilla, localizada a unos 15 minutos de Mazunte, en el municipio de Santa María Tonameca, expuso que en la Red convergen una veintena de cooperativas hermanas abocadas a conservar estos ecosistemas para el aprovechamiento sustentable, y en consecuencia, para el desarrollo económico y social de las comunidades asentadas en la región de la costa de Oaxaca.
«En más de una ocasión, resaltó, las comunidades han asumido por su cuenta tareas de rescate de la zona, como el manglar de la laguna de Ventanilla, tras el saldo de los huracanes Paulina, en 1997, y años después, en junio de 2012, cuando Carlota destruyó más de la mitad de la zona”.
De igual manera, en 2013, las familias de San Pedro Tututepec advirtieron la agonía de las Lagunas de Chacahua por la deficiente planeación de obra, que estaban pudriendo los manglares y casi acabaron con la pesca. Autoridades municipales y pobladores formaron un frente para exigir la inmediata intervención del gobierno federal.
La sociedad cooperativa Ventanilla registró en el 2002 una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) y en el 2004 obtuvo el primer lugar a nivel nacional de Experiencias Exitosas en la conservación de Recursos Naturales en Comunidades Indígenas que otorga la Semarnat; al paso de los años, cosecha reconocimientos y menciones en el país y el extranjero.
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