Juan Enrique Rivera Reyes causará pronto baja en la bancada local de Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Se va molesto, aseguran varias fuentes. Lo hace harto del comportamiento de personas y del partido y sus dirigencias estatal y nacional.
Dejará al Grupo Legislativo con seis integrantes y, si sí la guerra intestina se desata, como es previsible, el tricolor terminará la actual LXI Legislatura tal vez con menos de una quinteta de integrantes.
Juan Enrique representa una pérdida muy dolorosa para el PRI poblano.
Él, su grupo y su familia integran el último reducto de ese menguado instituto político en la Sierra Norte, en donde están los resabios del otrora partidazo.
Para el priismo estatal será como perder la última frontera, ver esfumarse una trinchera que soportó hasta la última batalla.
Sin influencia en esa zona, el PRI poblano ya no es tan útil en la alianza opositora que han bautizado como Frente Amplio por México (PRI, PAN, PRD).
Sin aquel reducto serrano, la irrelevancia cae sobre un cada vez más decolorado Revolucionario Institucional.
Además, con su salida, los tricolores pierden a un cuadro conciliador, dialogador, joven y a la vez con experiencia. Incluso, un tipo amable, dicen varios.
Sus méritos personales y profesionales lo tienen hoy como presidente de la Mesa Directiva en este tramo de los trabajos parlamentarios locales.
Rivera Reyes ha sido antes presidente municipal de Chignahuapan. Fue posiblemente el más joven en la historia de esa municipalidad.
Lo quiere volver a ser y es muy probable, por su arraigo y su aceptación, que lo consiga.
Pero ya no será por el partido cuyo logo, como la bandera nacional, es verde, blanco y rojo.
Ahora sólo será Verde y en realidad con tonalidades y ganas de ser totalmente guinda.
Juan Enrique será postulado por la alianza lopezobradorista, pero siglado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Para el caso es lo mismo. Rivera Reyes será totalmente Cuarta Transformación (4T).
Un expriista convertido al lopezobradorismo.
A él no le toca embajada, pero sí ayuntamiento.
La verdad es que tampoco hay que condenarlo. Fue de los más fieles y de los últimos en irse.
Harto, cansado, con los labios llenos de reproches y sobrada razón para despotricar contra el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito.
También contra el presidente estatal del tricolor, Néstor Camarillo Medina y hasta contra su coordinador Legislativo, Charbel Jorge Estefan Chidiac. Juan Enrique Rivera Reyes será verde, pero verde ecologista, con el corazón guinda.
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