En un escenario de acuerdos y de ajustes para cumplir con la regla de género, la premisa y estrategia de Claudia Sheinbaum Pardo de ir con los mejores perfiles a las 9 batallas por gubernaturas y salvaguardar la paridad se impuso y con solvencia silenció las lenguas que cuestionaron su autoridad como cabeza del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en la ruta a 2024.
Sería ingenuo pensar que en esta realidad, de ella empuñando realmente el bastón de mando, el presidente Andrés Manuel López Obrador no opinara, pero también ha quedado muy claro que es ella la capitana del barco electoral. Esa aseveración queda claramente comprobada con la definición de la estrategia.
El añejo debate de Morena de privilegiar a los «leales«, sin importar incluso sus expedientes negros, por encima de los competitivos, que sí garantizan triunfos legítimos y holgados, quedó finalmente resuelto: ganar, arrasar y conseguir la mayoría calificada compuesta en las dos cámaras del Congreso de la Unión es una meta inconmutable.
Un chantaje sentimentalero y lacrimógeno que exigía se debía llevar como candidatos a quienes se la «jugaron» con el movimiento no fue argumento sólido.
Si bien así había ocurrido en algunas de las 23 selecciones de candidatos y candidatas a las gubernaturas que se eligieron entre 2021 y 2023, para el próximo año, con la elección concurrente por la Presidencia de la República, ese es un exceso que no se podía consentir.
Finalmente, se ha conformado el equipo más competitivo, con la salvedad de los ajustes de género, que precisamente se dieron para que los candidatos y candidatas con mayor potencia también quedarán postulados.
Es decir, incluso en donde se tuvo que sacrificar el ganador de la encuesta, por la regla de paridad, se hizo así para que en otro estado pudiera ir el más competitivo.
Se trató de un tablero de ajedrez que debió ajustarse a la estrategia de Claudia Sheinbaum: ir a una pelea real y con toda la fuerza posible.
Por supuesto, en este plan no cabían los rivales más débiles y, en donde no se pudo mandar al ganador de las mediciones, tuvo que jugarse con estrategia.
La alineación, finalmente quedó así: en la Ciudad de México, Clara Marina Brugada Molina; Chiapas, Óscar Eduardo Ramírez Aguilar; Guanajuato, Alma Edwviges Alcaraz Hernández; Jalisco, Claudia Delgadillo García; Morelos, Margarita González Saravia Calderón; Tabasco, Javier May Rodríguez; Veracruz, Norma Rocío Nahle García; Yucatán, Joaquín Jesús Díaz Mena, «Huacho».
Y en Puebla, Alejandro Armenta, quien sin ninguna duda —incluso reconocido por sus detractores y quienes lo atacaban en pandilla— es la mejor carta de Morena.
Además de la comprobación de que el bastón de mando está empuñado por la virtual candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo, los recientes hechos nos han demostrado que ahora sí, y por lo menos en esta ocasión, las encuestas fueron reales en Morena.
Se respetó a los mejores, para las candidaturas.
Van en serio a una pelea feroz.
Pan por 10 de 10, la Presidencia y 9 gubernaturas, más la mayoría calificada compuesta en el Congreso de la Unión.
Ese siempre fue, también, el Plan C de Andrés.
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Foto: Especial