Es una mala muy mala apuesta jugar al muy añejo y rancio modelo priísta de la simulación: hacerle creer a los de arriba, que se tiene el apoyo de la base
En Puebla nadie podrá imponer, desde la Ciudad de México o desde la cúpula partidista nacional –tan parecida por sus actitudes a una pandilla-, al candidato a la gubernatura del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en 2024. Quienes busquen ir la encuesta o a la consulta, los dos métodos estatutarios, para definir a la candidata o candidato, deberán convencer, esencialmente, a los morenistas poblanos.
Por supuesto que habrá opinión del Presidente de la República, de la candidata a la Presidencia y del gobernador, pero será, por supuesto, en sincronía y consideración a los morenistas poblanos.
“Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”, versa la máxima juarista que es ahora faro del lopezobradorismo.
Menospreciar a los órganos de dirección del partido en Puebla, el Consejo Estatal (CE) y el Comité Ejecutivo Estatal (CCE), es comprarse un boleto al fracaso.
Y lo es porque ahí radica además, en esas consejeras y consejeros, la verdadera fuerza de operación del partido en la entidad.
Esos pilares de Morena-Puebla están, efectivamente, integrados por una abrumadora mayoría de aliados del gobernador Miguel Barbosa Huerta.
Cuando llegue el momento, hacia noviembre o diciembre del próximo año, cuando las autoridades electorales decreten el arranque formal del Proceso Electoral Concurrente 2023-2024, el Consejo Estatal presentará una terna o propuestas de género de precandidatos y precandidatas, para la medición por encuesta o la consulta.
Es una mala muy mala apuesta jugar al muy añejo y rancio modelo priísta de la simulación: hacerle creer a los de arriba, que se tiene el apoyo de la base; y simular ante los de abajo, que se tiene la bendición del dedo divino, de los de arriba.
Así ha venido fingiendo y transando el diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco, quien no ha podido, y no se ve cómo podrá, despojarse de su verdadera piel tricolor y los modos tan anquilosados de dinosaurio que transpira.
¿Cómo será que su principal porrista es su jefe en el tricolor, José Enrique Doger Guerrero, ese sí conspicuo y promiscuo… de la política del PRI? (Pero ese será otro tema).
En el caso de Morena, con sus órganos estatales y con el respaldo de los consejeros nacionales poblanos, se ha creado un dique contra las imposiciones antidemocráticas, tan propias del priato, que hay quienes buscan reeditar, sacar del baúl de la ignominia, y ni de Morena son.
Quienes simulan, lo más probable es que no alcancen siquiera de la meta de salida de esta competencia.
Se trata, en realidad, de ir a la base, a través de sus representantes, que son los consejeros y consejeras, hombres y mujeres, con capacidad de movilización y que representan la fuerza electoral.
El dique se ha formado, está sólido y promete volverse infranqueable.