María Lilia Cedillo Ramírez ha devuelto a la universidad sus esencias académica, de investigación, de pluralidad de ideas y pensamientos y, con mucho énfasis, su naturaleza de comunidad. Una expresión de la fortaleza y confianza que hay en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, con su rectoría, es la petición, con una arenga masiva, de que se reelija por un periodo más, que se registró al final de su Tercer Informe, el viernes pasado.
Cualquiera de sus logros, por sí solo, explica esa demanda de que siga al frente de la Máxima Casa de Estudios de Puebla, y se refuerza cuando se ve su obra completa de estos más de tres años.
La doctora Lilia Cedillo es, y eso también explica su nivel de aprobación y de concilio, la tercera rectora mejor ponderada en el país.
Ella y su equipo, a diferencia de otros tiempos y a diferencia de lo que se veía prácticamente como algo normal, no están pensando en dar el salto a una posición política.
La BUAP, bajo su rectoría, ha dejado de ser un escalafón, un trampolín, para después construir una carrera partidista o en la función pública fuera de la universidad.
Sin duda su logro más sobresaliente está en la creación de Ciudad Universitaria 2, que será una obra emblemática para beneficio de muchas generaciones en el futuro y lo es ya en el presente.
Un dato relevante, que ofreció en su informe, durante la sesión de Consejo Universitario en el auditorio del Complejo Cultural, es que CU2 se construyó con un ahorro de 341 millones de pesos.
Que se hizo, además, sin tener que sacrificar ninguna de las funciones, servicios y proyectos de la BUAP.
Pero más allá del espléndido campus nuevo, está lo que significa socialmente.
Se trata de la ampliación de la oferta para los estudiantes, para esos hombres y mujeres que en el futuro tendrán la construcción de una mejor Puebla.
Eso no hay manera de medirlo ni dimensionarlo, pero es por supuesto extraordinario.
Con CU2, más toda la infraestructura que hoy tiene la universidad, la formación de profesionales está garantizada con una ampliación y solidez especiales.
Es en lo social y en el beneficio colectivo para la Puebla del presente y del futuro donde está la esencia y la importancia de esta obra que se ha realizado bajo la rectoría de María Lilia Cedillo Ramírez.
De ahí que será un paso natural, como ha sido la petición para que permanezca, que ella y su equipo tengan un periodo más en la Rectoría.
Un ejemplo más parece muy significativo. El ejercicio de los recursos públicos que hace la BUAP no tiene observaciones, ni de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en el caso de recursos federales, ni de la Auditoría Superior del Estado, sobre el tema del manejo de dinero estatal.
La honestidad y transparencia en el manejo presupuestal, y así lo subrayó la rectora en su informe, están a la vista.
Es un dato relevante, sobre todo cuando se mira al retrovisor para encontrarse casos de desfalcos, de funcionarios que salen convertidos en magnates llenos de negocios y de una tradicional opacidad. Con Cedillo Ramírez eso se ha terminado.
Y junto con todo esto, por supuesto está la manera en que ella ha podido desintoxicar políticamente a la universidad.
Ni trampolín ni escalafón para proyectos personales.
La BUAP ha recobrado su esencia.
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