La calidez con que los paisanos y paisanas que viven en Los Ángeles, California, recibieron a Claudia Sheinbaum Pardo, la virtual candidata de Morena a la Presidencia, es muestra de que, desde Estados Unidos, también hay un respaldo sólido a la Cuarta Transformación (4T).
Ella, sin titubeos, fue recíproca al cariño que recibió y dejó ver que, una vez que llegue a Palacio Nacional, habrá impulso a la urgente y tan postergada Reforma Migratoria que beneficiaría directamente a más de 10.6 millones de connacionales que hoy están sin documentos en aquel país.
El sábado, la presidenciable estuvo en el Teatro Million Dollar ante simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que abarrotaron el legendario recinto que fue inaugurado en 1918. Cientos se quedaron afuera, de acuerdo con las crónicas de medios locales en español.
Sheinbaum se condujo con el cuidado del caso, para evitar cualquier interpretación que pudiera causar sanciones o llamados de atención. Con las palabras fue cuidadosa, pero supo cómo enunciar en su discurso una referencia a la necesaria Reforma Migratoria.
Por supuesto que esa medida la deben tomar las autoridades estadounidenses, el Congreso y/o el Poder Ejecutivo, pero el gobierno de México mucho puede hacer para demandarla e impulsarla.
Desde 1986, con la llamada Amnistía Reagan (llamada así por el presidente republicano Ronald Wilson Reagan), en la Unión Americana no se ha concretado ninguna medida de fondo, respecto del fenómeno de la migración, a pesar de la urgencia humanitaria que ha tomado en los últimos años y a pesar de la enorme demanda de mano de obra migrante que hay en ese país.
Necesitan a los paisanos y a los migrantes de muchas partes del mundo, pero en un doble discurso oficial, los políticos de ese país no hacen sustancial nada para apoyarlos en el marco regulatorio y legislativo y también denuestan a los migrantes, cuando es tiempo de campañas presidenciales.
Junto con la lejana Amnistía Reagan de 1986, que regularizó la estancia para más de 2.7 millones de personas, una gran mayoría de mexicanos y mexicanas, solo hasta la administración de Barack Obama cuando se hizo un intento por beneficiar a los migrantes, con DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals o Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que permitió regularizar su situación, sin obtener en automático la ciudadanía, a quienes llegaron en la niñez y cumplían con ciertas condiciones, como estudios, no haber sido condenados por delitos y otras.
Se trató de apoyar a los llamados dreamers (soñadores). Por cierto, que, ya en las reuniones privadas, este sábado Claudia Sheinbaum se reunió con un grupo de ellos y ellas.
Por muchas razones, primordialmente la humanitaria, es urgente una Reforma Migratoria.
Cuando Sheinbaum llegue a la Presidencia de la República, en octubre de 2024, Estados Unidos estará en una efervescencia electoral, pues eligen mandatario o mandataria el 5 de noviembre de ese año.
Ella, como presidenta deberá tratar con un homólogo de reciente llegada también y, desde ahora, ha dado señales de que la Reforma Migratoria está en su agenda bilateral.
En Estados Unidos viven alrededor de 36 millones de mexicanos y sus hijos y nietos, que ya nacieron allá. Casi la tercera parte son indocumentados, 10.6 millones. Por ellos, para ellos y para sus familias en México, ha dado la presidenciable una buena noticia.
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Foto: Especial