Un fichaje con franco hedor a carpetas penales de investigación haría cualquiera de los primos legisladores que aspiran a la gubernatura, si pretenden sumar -como ha trascendido- a sus equipos al desprestigiado operador perredista Eric Cotoñeto Carmona.
A él, decepcionado por su “envilecimiento” y su larga cadena de presuntos delitos, con procesos vigentes, lo expulsó de su equipo el gobernador Miguel Barbosa Huerta.
El ex dirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue como un hijo para el fallecido mandatario. Pero pagó muy mal.
Con el afecto de la misericordia, Barbosa lo arropó por su diligencia, cuando el modesto personaje fue hace un par de décadas el mozo y velador de la casona que sirvió de sede del partido del Sol Azteca, frente a la Arena Puebla, en la capital poblana.
Barbosa lo acogió, incluso en su familia. La lealtad que, en esos tiempos le profesó al maestro, fue bien correspondida con cariño por Miguel y su esposa, Doña Rosario Orozco Caballero. Fueron sus padrinos en su primera boda y de alguno de sus hijos.
Sin embargo, por obvias razones no lo acompañaron, ni de lejos, en las segundas nupcias.
¡Quién imaginaría que Cotoñeto iba a pagar tan mal y con tanta ruindad, al apartarse de los principios de honestidad y rectitud que le había enseñado su maestro en la vida y en la política!
“Cotoñeto se envileció”, dijo, con tristeza y enorme decepción el gobernador Barbosa. Varios testigos lo escuchamos.
El ex operador político que tuvo poder e importancia solamente mientras estuvo bajo el cobijo barbosista, es hoy un personaje oscuro que busca hospedaje en las alcobas políticas que más despreció Miguel.
Sólo por su cercanía al gobernador, quien falleció el 13 de diciembre, es que tuvo capacidad de operación Eric. Sin él no es más que un porrista más.
Este domingo, en un acto organizado en Tecali de Herrera por el ex priísta Isauro Rendón Vargas, en su rancho, Cotoñeto pretendió sumarse a los seguidores de Armenta. Integrantes del equipo del presidente del Senado rechazaron que forme parte de éste.
Antes, el viernes 13 de enero, en el Centro de Convenciones, se dejó fotografiar con las huestes de Moisés Ignacio Mier Velazco, en donde era profundamente despreciado. ¡Qué nula autoestima!
Pero Eric no debiera estar buscando cobijo político ni posibilidad de participar en una campaña, pues es un personaje de alto riesgo judicial.
La madrugada del sábado 1 de octubre de 2022, el ex perredista, y quien por ciento nunca ha sido formalmente militante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), fue arrestado en el bar “KE La Imprudencia”, que es de su propiedad, en la ciudad de Zacatlán.
Medios locales y nacionales reportaron que se realizó una inspección y se hallaron estupefacientes y Cotoñeto portaba un arma de fuego sin licencia.
La ficha de su detención fue expedida por el Registro Nacional de Detenciones (RND), en el que se explicó que la detención fue efectuada por la policía ministerial de investigación, de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Se ofrecieron también versiones periodísticas de los presuntos delitos que se le imputaron e incluso hubo fotografías de él en instalaciones de seguridad.
Él luego lo negó, pero los documentos oficiales lo exhiben.
El tema es que, aunque salió libre, los procesos existen. No se han sobreseído y están vigentes, al igual que los que pesan contra algunos de sus familiares políticos.
“Se envileció”, vaya diagnóstico.
Vaya decepción del hombre que fue leal y terminó por traicionar.
Por: Álvaro Ramírez Velasco
Foto: Agencia Enfoque