Muchas grietas graves y riesgosas hay en la historia de vida, los compromisos y los pactos que está haciendo Abraham Salazar, el candidato de Movimiento Ciudadano (MC) a la alcaldía de San Martín Texmelucan, quien en 2021 se refugió en la narrativa del fraude para justificar su derrota en las urnas.

La imagen de hombre probo y un político producto de la cultura del esfuerzo se percude y enloda por varias acusaciones de presunto fraude contra también varias familias texmeluquenses, a través del esquema piramidal conocido como Flor de la Abundancia y por el que Abraham Salazar fue denunciado ante la Fiscalía General del Estado (FGE), además de que hay muchos testimonios de presuntas víctimas, a disposición en redes sociales.

El tema no es menor, pues entraña un abuso grave contra familias de recursos limitados, que por ignorancia pusieron en juego su patrimonio o sus ahorros de vida.

Basta googlear el nombre del hoy candidato, para ubicar que se trata de un tema que lo sigue desde hace muchos años y sobre el que el emecista no ha podido nunca dar una versión completa y satisfactoria que logre exonerarlo.

Al lado de ese tema, hay una legítima preocupación en San Martín -nos dice una fuente certera- por la cantidad de compromisos y promesas que Salazar está haciendo con grupos de interés, personajes oscuros y sujetos de dudosa situación judicial, con tal de buscar su meta, anhelada ya como obsesión, de convertirse en el presidente municipal de Texmelucan, aprovechando la impresentable y tan repudiada administración que encabezó Norma Layón.

Hay preguntas que surgen, como espinas afiladas, que entrañan una genuina preocupación para los texmeluquenses.

Abraham Salazar, nos dicen, ha prometido a Arnulfo Galindo ponerle su tan solicitado paradero de microbuses y combis que dan servicio de transporte público en la ruta San Martín-Tlaxcala.

Un tema que, en la lógica funcional y real, se ve inviable y que, antes prometieron como candidatos los ex alcaldes Rafael Núñez y Norma Layón. Resulta incluso pueril suponer que Salazar sí podrá conseguir ese paradero, cuando además se asoma una mala relación personal de él con la administración estatal.

El candidato de MC prometió también a Los Garzón, que regresará a los ambulantes al centro. ¿Realmente puede hacerlo? Esa familia ha pretendido convertirse en un metapoder que controle el ayuntamiento y da la impresión de que Salazar lo ha consentido ya como promesa.

Hay más y peor: ¿Abraham podrá cumplirle a Marco Rosete el consentimiento para que siga ocupando los carriles de la entrada de San Martín?

¿Cumplirá tener dos días de tianguis?, lo que entraña dificultades y una logística de complejidades que requiere de la sintonía de los tres niveles de la administración pública.

En ese tema, ¿con quién quedará bien? ¿Con Los Garzón y su petición de dos días, o con Los Galindo y un solo día? En medio del cielo y del suelo no se puede levitar.

Pero además, ya repartió cargos: ¿cumplirá a Roberto Mino ser secretario de Gobernación? El emisario de Layón, quien no está dispuesta a perder la elección, le ha brindado a Abraham la estructura del tianguis que, asegura, “no se mueve sin mi autorización”.

¿Le cumplirá a Mariano Escobedo y a su familia tener el control de SOSAPATEX?

¿Cumplirá a Edgar Salomón y le dará contratos millonarios como asesor?

¿Le cumplirá a las tres personas que ya nombró como secretarios del ayuntamiento?

Ante tanta y desbocada promesa, Abraham es hoy rehén de grupos, personas e intereses.

En este escenario, la candidatura del independiente viene como bocanada de aire fresco.

Ya falta menos para la cita con las urnas.

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