El trabajo sexual se encuentra tan estigmatizado en nuestro país, que persisten la lucha, protestas y manifestaciones públicas para erradicar este fenómeno social.
María Midori es trabajadora sexual desde los 19 años, ahora tiene 36; y recuerda que incluso, dentro de su familia enfrentó obstáculos para ser aceptada.
«Sí claro, obvio hubo ahí tensiones y demás, pero ya después viéndolo a la distancia de cuando salí del closet, creo que es un gran filtro porque después de que sales como trabajadora sexual, ves quién se queda, los que se fueron quizá no eran realmente personas que estarían ahí a pesar de todo”, confió a Excélsior.
En diciembre se conmemora el Día Internacional por el Fin a la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales, impulsado en honor por las víctimas de un asesino serial de Seattle, Estados Unidos, y arrestado en el año 2001.
Cuenta Midori que ella empezó en este ámbito por necesidad económica, pero finalmente le vio un futuro.
«Mantenernos en el trabajo sexual como un proyecto de vida, algo a lo que te quieres dedicar, yo me he dedicado a muchas dinámicas de trabajo sexual. Modo en casas de citas, en la calle, fichando, ahora mismo después de la pandemia empecé en una modalidad digital del boom de Only Fans, que a final de cuentas también es trabajo sexual aunque la gente no lo quiera nombrar de esa manera”, explicó Midori.
Uno de los fundadores de Tejiendo Pueblos es Raúl Velázquez, una organización civil para reincentivar los oficios como el de las trabajadoras sexuales, quienes se vieron más afectadas al paso de la pandemia.
«Es un tema que tenemos que seguir abriendo y que la gente tiene que seguir concientizando, lo más importante es entender que el trabajo sexual existe y que es muy distinto a la trata de personas y que lo toman miles de personas en México y el mundo”, señaló Raúl.
Datos del colectivo Brigada Callejera de apoyo a la mujer, señalan que el número de trabajadoras sexuales en la Ciudad de México se duplicó, pasando de siete mil 500 a más de 15 mil en los últimos tres años.
Sufren discriminación, negación de servicios, revictimización, violencia verbal, física, psicológica y hasta económica desde los sectores públicos y privados.
«Y que todos tenemos que impulsar que sus derechos humanos se validen, preguntamos y uno piensa que una mamá mujer trabajadora sexual va a ser una mala madre, que el trabajo sexual es oscuro y violento, cuando en realidad tu trabajo como el mío está lleno de matices con días buenos y malos para una trabajadora sexual”, comentó.
En este sentido también se impulsa que las autoridades no obstaculicen su trabajo, que estén sujetas a detenciones arbitrarias y reciban educación de calidad.
Sigue la información de última hora en las redes sociales de URBANO Noticias Puebla y Tlaxcala.
Foto: Especial
Vía: Excélsior