El cadáver de la señora Inés Méndez Valdivia “desapareció”, pero a cambio ofrecían el cuerpo de un varón para que se lo llevaran.
Javier Moliar, responsable de Funeraria Asís, aseguró que un miembro de la familia Bravo Ruíz reconoció el cuerpo de Inés Méndez como el de Fabián Bravo. Luego se deslindó: “Le puedo contestar que la persona que sacaron es la que entregó el ISSSTE, hay documentos donde se recibe un cuerpo que el ISSSTE dio”.
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se convirtió en un verdadero calvario para una familia poblana, luego que el cadáver de la señora Inés Méndez Valdivia “desapareció”, pero a cambio ofrecían el cuerpo de un varón para que se lo llevaran.
Así fue la historia que sufrieron los familiares de la mujer de la tercera edad, quien ingresó el domingo pasado por COVID-19 a las instalaciones ubicadas en 14 Sur #4336 y que falleció por este virus la tarde del martes.
Por la mañana del miércoles, Ivón Ortega Martín, nieta de la fallecida, se comunicó al noticiero de Imagen Televisión, que conduce el periodista Juan Carlos Valerio, para dar a conocer que el caso y señalar que el hospital no quería reconocer que extravió el cuerpo de su abuela, que le entregó el de un hombre y le dijo “es lo que hay y háganle como quieran”.
Más tarde, Gerardo Ortega Méndez, hijo de la finada Inés Méndez Valdivia, indicó que contrató a la funeraria Panteón Jardín para que recogiera el cuerpo y entonces se dieron cuenta que no era la persona indicada.
Un doctor al que identificó como Éver Orlán López Mateos salió a ofrecerle una disculpa, pero aseguró que no es responsable de la desaparición del cuerpo.
Y es que el personal de Panteón Jardín checó el cuerpo a petición expresa del señor Gerardo Ortega, pues al tratarse de un caso de coronavirus el ISSSTE le pedía al familiar que quisiera identificar el cuerpo que adquiriera un traje especial, por lo que solicitó que la funeraria lo hiciera y así se dieron cuenta que se trataba de un hombre.
“Primero no coincidía la serie que le ponen (para identificar el cuerpo en la morgue) y para salir de dudas destaparon el cadáver y aparece un hombre”, dijo el señor Ortega Méndez. De hecho, Karla –otra de las nietas– agregó: “Sé que es un hombre con barba y alto. Mi abuelita era chiquita… nada que ver”.
El cuerpo de doña Inés se lo había llevado la funeraria Asís (la cual es propiedad de la familia del exdiputado local José Juan Espinosa Torres) y, para esos momentos, ya lo habían cremado.
“Entonces este muertito que está no tiene familiar, sale sobrando y quieren que nos lo llevemos, pero cómo nos llevamos un cadáver que no es de nosotros”, indicó don Gerardo.
Tras 12 horas, Asís regresó para recoger el cadáver del hombre que debió llevarse y entregar las cenizas de doña Inés.
Ello, luego que las partes afectadas firmaron un acta circunstanciada de hechos, en el cual se asienta que “Fabián Eduardo Bravo, dijo del finado Fabián Bravo Roldán, quien por error y en su momento de duelo omitió la identificación de dicho cadáver y junto con la Funeraria Asís dispusieron el cuerpo de la ciudadana Inés Méndez Valdivia”.
“El hospital reconoce el error y que lo van a ver internamente, porque se llevaron el cuerpo de mi mamá, lo cremaron y según ahorita me la van a entregar. La verdad ¿qué hago? A no llevarme nada… pero ¿quién me asegura que las cenizas son de mi mamá? ¡Nadie me lo asegura!”, señaló Gerardo Ortega.
El artículo 280 bis del Código Penal federal señala: “Se impondrá pena de cinco a ocho años de prisión y de quinientos a mil días multa a quien incinere, sepulte, desintegre o destruya total o parcial el cadáver o restos humanos de una persona no identificada, sin autorización de las autoridades competentes en la materia”.
Fuente: Crónica