Más de 193 mil menores residentes en territorio poblano se encuentran en ocupaciones no permitidas
En Puebla va en pleno crecimiento el trabajo infantil, ya que 282 mil 675 niños y niñas participan en actividades económicas que pueden poner en riesgo su salud o afectar su desarrollo físico o mental.
Con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los menores que trabajan, 64.1 por ciento son niños y 35.8 por ciento mujeres.
A continuación reproducimos la nota de Milenio:
Puebla presenta la segunda tasa más alta del país en trabajo infantil. De 1.5 millones de niñas, niños y adolescentes entre los cinco a 17 años que residen en la entidad, 18.3 por ciento, es decir, 282 mil 675 participan en actividades económicas que pueden poner en riesgo su salud o afectar su desarrollo físico o mental.
La más reciente Encuesta Nacional de Trabajo Infantil con datos a 2019 indica que, en promedio, uno de cada diez menores realiza algún tipo de trabajo, mientras que en Puebla la tasa es de uno de cada cinco. A nivel nacional, la entidad con la tasa más alta de trabajo infantil es Oaxaca con 21.5 por ciento.
Ante este panorama, Karol Christian Herrera Valencia, director del Programa Académico de Desarrollo y Tutoría de la Prepa Tec del Tecnológico de Monterrey campus Puebla, expuso que la participación de los menores de edad en las actividades económicas puede generar complicaciones en el desarrollo e interferir en su proceso educativo.
“Los chicos empiezan a trabajar por cuestiones económicas sean niños o niñas, ellos van a tener en el transcurso de los años un déficit cognitivo, no van a poder entender todas las cosas en términos matemáticos y de español porque no fueron a la escuela. Eso va haciendo un rezago. En la parte emocional, también, porque no son tratados como niños y comienzan a ser tratados como adultos”.
El hecho de que los menores se integren a la vida económica atenta en su desarrollo, toda vez que, “en lugar de que vivan esa infancia de juegos y más, se están preocupando por el dinero. Empiezan a desconfiar mucho antes que la mayoría de los chicos. Eso, aparentemente, hace que maduren, pero en la realidad, lo hacen para protegerse. No es un maduramiento positivo, es un maduramiento del autocuidado”, dijo el especialista.
A propósito del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se estableció cada 12 de junio, el Inegi destacó que, de los 28.5 millones de menores que residen en México, 7.5 por ciento realiza algún tipo de actividad económica.
Niños, en ocupaciones peligrosas
La más reciente encuesta del Inegi ubicó a Puebla con la segunda tasa más alta de menores en ocupaciones no permitidas, es decir, en labores que realizan quienes se encuentran por debajo de los 15 años, o en actividades que pueden considerarse peligrosas.
La Ley Federal del Trabajo, en el artículo 175, establece como ilegal emplear a menores en establecimientos no industriales después de las 22 horas; en expendios de bebidas embriagantes de consumo inmediato, cantinas o tabernas y centros de vicio o en labores que puedan poner en riesgo su desarrollo físico, mental o de salud.
Los resultados reflejan que más de 193 mil menores residentes en territorio poblano se encuentran en ocupaciones no permitidas, 50.8 por ciento lo hizo en labores peligrosas y 49.1 por ciento tenía menos de 15 años.
La cifra de menores en este tipo de ocupación representa la segunda tasa más alta del país con 12.6 por ciento, solo superada por Oaxaca que se ubicó como el estado con la proporción más alta de niñas, niños y adolescentes que laboró en alguna actividad no permitida con 14.9 por ciento.
¿En qué trabajan los niños?
Las niñas y niños que trabajan en el estado trabajan, principalmente, en actividades agrícolas, en construcción, la industria y el comercio. En el caso de Puebla, según la ENTI a 2019, tres de cada diez menores en ocupaciones no permitidas trabajaron en el sector agropecuario y 47.3 por ciento laboró en comercio, siendo estas actividades las que concentraron a la mayor parte de menores en esta condición.
En tanto, 16.9 por ciento laboró en actividades del sector secundario, principalmente construcción o industria. En cuanto a los motivos por los que población de 5 a 17 años a nivel nacional laboró en una ocupación no permitida: 27.2 por ciento lo hizo por gusto o solo por ayudar, 19.1 por ciento para pagar su escuela o sus propios gastos; mientras que tres de cada diez refirieron que el motivo por el que trabajan se relacionaba con el hogar: 15.8 por ciento porque en casa se necesita de su trabajo y 13.3 por ciento porque el hogar necesita de su aportación económica.
De los menores ocupados en la entidad poblana, casi la mitad no recibe un ingreso y 34.1 por ciento recibe hasta un salario mínimo. Con su trabajo, las niñas y niños aportan un ingreso a su hogar. De la encuesta sobresale que 56.2 por ciento de la población nacional trabajó para un familiar y un 5.3 por ciento laboró por su cuenta.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con el objetivo de concientizar sobre la magnitud del fenómeno y sus consecuencias, y sumar esfuerzos para erradicarlo.
En ese contexto, Karol Christian Herrera Valencia, director del Programa Académico de Desarrollo y Tutoría de la Prepa Tec del Tecnológico de Monterrey, consideró que, si bien gobiernos e instituciones realizan esfuerzos por erradicar este fenómeno se requiere fortalecer las políticas públicas para garantizar una mejor calidad de vida a los menores.
“Sería interesante que alguna parte del gobierno empiece a hacer encuestas para saber en dónde está la mayoría de estos chicos, dónde están laborando, obviamente, no serán en empresas, será más en mercados, en cuestiones como central de abasto. Tratar de ver qué se puede hacer o generar escuelas dentro de estos lugares para que tengan cursos, a lo mejor, no estrictamente académicos, sino más que los ayuden a generar alguna situación que les pueda generar un ingreso mayor”.
De no generar un mejor entorno, consideró que el porcentaje de menores en actividades económicas podría crecer, pero sin mejoras sociales: “Lo que puede pasar es que aumente este porcentaje (de menores trabajando) (…) Es una educación social. Se tiene que llevar a estas familias a pensar en futuro, no solo en presente que es lo que siempre conviene a los niños y a la familia en general”.
Horas de trabajo
Además de desempeñar labores que pueden poner en riesgo su desarrollo físico o mental, más de la mitad de los menores que trabajan lo hace en horarios prolongados.
En Puebla, 54.1 por ciento labora hasta 14 horas a la semana y 22.7 por ciento más de 36 horas.
Los menores no solo se encuentran ocupados en actividades económicas, también realizan quehaceres domésticos.
El 76.5 por ciento de los menores lleva a cabo labores en el hogar, y de ellos, 7.3 por ciento lo hace en condiciones no adecuadas, es decir, durante horarios prolongados, en un medio insalubre o en lugares peligrosos.
La ENTI 2019 destaca que, de la población infantil de cinco a 17 años de edad que no asiste a la escuela, 17.7 por ciento trabaja en alguna actividad no permitida y casi cuatro de cada diez tenían la primera completa, pero secundaria trunca.
De acuerdo con el Mapa de Riesgo de Trabajo Infantil en Puebla publicado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), los principales factores asociados a la ocupación infantil no permitida se generan en hogares donde los niños y adolescentes son sexo masculino o la ocupación del jefe de familia es el comercio.
“Por la pandemia, muchos niños que iban a escuelas públicas, lo que sucedió que como no tenían el recurso para conectarse por alguna cuestión, dejaron de estudiar. Se agudizó esta situación, aunque estuvo la parte de la pandemia. Entonces, sí hubo un incremento importante y eso ocasiona, también, todo el desgaste emocional del chico”, explicó Herrera Valencia.
Por último, el especialista destacó la importancia de evitar que los menores trabajen y buscar que disfruten su infancia, pues “los niños siempre van a ser niños. Los niños tienen ilusiones, tienen sueños y es muy importante cuidar esos sueños; al final serán ese motor para que, más adelante, puedan hacer algo mejor por nuestra sociedad”.
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