Aunque dio potentes puñetazos y espectaculares patadas voladoras sobre el cuadrilátero, al final, perdió la pelea. Aún así, a Ely Malik no se le quita la sonrisa mientras recuerda con satisfacción el combate que lo convirtió en el primer atleta transgénero en competir oficialmente en una liga cubana.
Ely Malik Reyes Núñez, — un hombre transgénero, licenciado en educación física de 26 años de edad— compitió en la modalidad de Sanda, un deporte de contacto que requiere habilidad y fuerza, y combina artes marciales como Kung Fu con kickboxing, abriendo así el capítulo más reciente del avance hacia la inclusión de las comunidades LGTB en la isla.
“Para este debut estuve alrededor de tres meses entrenando dos veces al día”, dijo en una entrevista a The Associated Press, mientras ofrecía un café en su casa en el municipio de Regla, antes ir al complejo deportivo cercano, en donde hace sus prácticas.
Reyes subió el 1 de junio al tabloncillo sin cuerdas que caracteriza a su deporte, para combatir, por primera vez, en la categoría masculino de 60/65 kilos.
En su hogar –con una sala pintada de colores brillantes y aledaña a una cocina perfectamente acomodada—, el atleta vive con su novia y para hacer frente a sus gastos domésticos, dado que su disciplina no es remunerada, trabaja en la reparación de aires acondicionados con su cuñado.
“Por lo menos en mi academia, los entrenamientos que se hacen no son juego, son entrenamientos con un alto nivel y con mucha constancia”, comentó orgulloso.
Lleva dos años recibiendo hormonas pero no quiere una cirugía de reasignación genital completa.
Para su transición inicialmente visitó hace poco más de cuatro años el Centro de Educación Sexual (Cenesex) y se entrevistó con una psicóloga. Luego vio a médicos endocrinólogos y se hizo los exámenes para obtener lo que los cubanos llaman el “tarjetón”, una cartilla para comprar medicamentos en las farmacias y que a Reyes le permitió conseguir las hormonas necesarias para su transición.
En los últimos tiempos y debido a la crisis de desabastecimiento que vive el país tuvo incluso que acudir a personas que le trajeron testosterona del extranjero, pero jamás desistió. “Soy deportista, no puedo estar dejando mi hormonación de lado…tengo que estar al día”, dijo Reyes.
Ahora, después de un año de iniciar los trámites para el cambio de su nombre, Reyes ya puede ser legalmente llamado como desea.
“Mi mamá me puso un X nombre en su momento y yo lo transformé”, agregó el atleta. “Lo cambié (en su carnet de identidad) el año pasado, después de mucho batallar, lo cambié para poder graduarme. Yo no quería mi título (universitario) con un nombre que no me representaba”.
Reyes reconoció que pese a que en lo personal siempre impuso respeto por su identidad de género, sí percibió la discriminación sobre todo en las miradas suspicaces de muchas personas en la calle. “Educar a la sociedad no se hace en dos días”, manifestó.
Un ejemplo de lo que todavía falta, explicó el atleta, es su propio carnet de identidad: aunque ahora muestra el nombre que él eligió, aún conserva una “F” de femenino, pues la legislación cubana establece que para cambiar este aspecto en el documento la persona debería tener una reasignación genital completa.
(THE ASSOCIATED PRESS)
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