El 19 de diciembre hubo otro sismo.
No fue como el de 1985 o 2017. Esta vez, el movimiento fue político.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ordenó el recuento total de la elección de gobernador de Puebla.
La decisión dejó fríos, congelados a muchos.
Esta vez, nos concentramos en los árbitros electorales locales.
Preocupados deben estar los integrantes del Tribunal Electoral del Estado, principalmente Fernando Chevalier, pues la resolución federal revocó su sentencia, la cual negó a Morena la posibilidad del voto por voto y casilla por casilla.
Pero no sólo por eso, sino por la serie de calificativos que les pegaron en la frente.
Según los magistrados, Chevalier y compañía no respondieron a los agravios denunciados por el partido que postuló a Luis Miguel Barbosa.
Les pidieron algo y no entendieron o no quisieron entender.
Además, Chevalier y compañía nunca se pronunciaron sobre la veracidad de los resultados asentados en las actas de cómputo distrital para realizar un nuevo escrutinio y cómputo.
Otra vez, les pidieron algo y se les olvidó que debían responder.
Pero, las palmas fueron para el Instituto Electoral del Estado.
De acuerdo con el TEPJF, la actuación de la autoridad electoral administrativa local fue deficiente y afectó los principios rectores en la materia, como son los de certeza, imparcialidad, independencia, legalidad, máxima publicidad y objetividad.
Pero no sólo eso
Concluyeron que nuestros ilustres consejeros, liderados por Jacinto Herrera, actuaron en forma deficiente, como también con inconsistencias, falta de precisión y de claridad.
Por tanto, no garantizan certeza respecto de los resultados de la elección de gubernatura de Puebla.
En resumen, entre Jacinto y Fernando convirtieron la elección de gobernador de Puebla en un cochinero.
Y aquí la duda mata, aunque la mayoría concluimos que ya no hay duda.
¿Los consejeros y magistrados electorales poblanos son ignorantes, incapaces, corruptos, desordenados, omisos, negligentes, torpes…?
Porque no sólo les corrigieron la plana
Ya empezaron a levantarse voces entre la sociedad para castigar esos errores o actuación irregular o decisiones parciales, llámelas como quiera.
Y estoy de acuerdo, no sólo por esta actuación, sino porque tienen antecedentes similares, como cuando trataban a toda costa de impedir la candidatura independiente a gobernadora de Ana Teresa Aranda.
Por eso, por como haya sido, a propósito o sin intención, esas personas deben ser sancionadas.
Por otra parte, no olvidemos que, hasta el momento, Martha Erika Alonso sigue siendo la gobernadora electa, que si bien esos consejeros incompetentes o corruptos, todavía no lo sabemos, fueron quienes le dieron su constancia de mayoría, eso no quiere decir que el documento esté invalidado.
Tampoco podemos vaticinar que la elección va a ser anulada, porque esta diligencia del voto por voto, no busca comprobar que hay elementos probatorios suficientes para tomar esta decisión.
Lo que busca el recuento de votos es obtener «resultados veraces, reales y ajustados a los hechos», según el máximo tribunal electoral del país, el cual confía que de esta forma garantizará «el principio de certeza y la confianza en el resultado de los cómputos».
Ora bien, el recuento de los votos si podría teóricamente y sólo teorícamente, no me malinterpreten, modificar el resultado de la votación; sin embargo, Luis Miguel Barbosa ya advirtió que la paquetería electoral a estas altura ya pudo ser modificada por los «pillos» del IEE, lo que para algunos significa que trata de curarse en salud, pues sabe que perdió los comicios, y para otro sólo subraya una realidad que no debe ser soslayada.
El viernes se llevan todo el material a la Ciudad de México y la próxima semana, en las salas regionales de la capital del país y Toluca, Estado de México, se recontarán todos los sufragios; pero, eso no quiere decir que la historia está a punto de terminar.
No, señoras y señores.
Cuando realicen el recuento, cerrarán otro capítulo de este proceso.
El final, final vendrá cuando el TEPJF tome la decisión de anular o validar la elección poblana.
Y eso sucederá en la segunda quincena de diciembre, unos días antes de iniciar el próximo sexenio, programado para el 15 de ese mes.
Así que, compre palomitas, siéntese y recuerde:
Nadie es completamente bueno, ni completamente malo.
Gracias