Napoleón III envió 30 mil soldados más, que finalmente lograron tomar la ciudad de Puebla al siguiente año
Un día como hoy, pero de 1862, los invasores franceses bajo el mando del general Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez, atacaron Puebla que era la última posibilidad de detener a los extranjeros antes de la Ciudad de México y el control del país.
Puebla estaba protegida por los fuertes de Loreto y Guadalupe en los que el General Ignacio Zaragoza tenía casi seis mil hombres con la orden de impedir el avance francés.
El así llamado “Ejercito Mexicano”, tenía sólo un tercio de militares entrenados, el resto eran reclutas y voluntarios animados por el deseo de servir al país y no ser dominados por Francia.
Los generales Porfirio Díaz y Zaragoza tenían sólo 32 años pero mucha experiencia en la Guerra de Reforma. Antes de entrar en combate el General Zaragoza se dirigió a sus tropas diciendo:
“Soldados, os habéis portado como héroes combatiendo por la Reforma. Vuestros esfuerzos han sido siempre coronados por el éxito. Hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la Patria y yo os prometo que en la presente jornada conquistaréis un día de gloria. Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México. Soldados, leo en vuestras frentes la victoria y la fe. ¡Viva la independencia nacional! ¡Viva la patria!»
Tres veces los franceses asaltaron las posiciones mexicanas, sin lograr su objetivo y sufriendo numerosas pérdidas. Los contingentes de los generales Porfirio Díaz, Miguel Negrete, Felipe Berriozábal y la caballería del coronel Antonio Álvarez derrotaron al que en ese entonces era considerado el mejor ejército del mundo.
La soberbia y falta de visión de Lorencez que subestimó a su bien motivado enemigo fueron determinantes en la derrota como también lo fueron la estrategia y el valor de los generales mexicanos.
El resultado de esta batalla alentó el ánimo de los mexicanos. Sin embargo, Napoleón III envió 30 mil soldados más, que finalmente lograron tomar la ciudad de Puebla al siguiente año, defendida por el general Jesús González Ortega en sustitución de Zaragoza, que murió de tifo poco después de la gran victoria.