Todos las experimentamos (sí, todos) y funcionan como los colores primarios, que al mezclarse dan como resultado otras más complejas.
@GabrielaFor
Como ya he mencionando antes en éste mismo espacio, existe actualmente mucha presión para estar “felices” todo el tiempo y eso nos lleva a una especie de decepción con nosotros mismos cuando no lo conseguimos y pensamos que entre tantas frases positivas, decretos y selfies sonrientes, algo estamos haciendo mal pues seguimos experimentando otras emociones, que incluso tachamos de “negativas” y mejor escondemos aquello que sentimos. Cabe destacar que no existen emociones positivas o negativas, pues todas nos son útiles y aunque pueden no ser agradables algunas, tienen una función adaptativa.
¿Qué son las emociones? Son el mecanismo compuesto por sensaciones y reacciones, mediante el cual nos relacionamos con otras personas y entendemos el entorno. Durante mucho tiempo gracias a las aportaciones de Paul Ekman, se tomaron 6 emociones como básicas: la tristeza, la felicidad, el miedo, la ira, la sorpresa y el asco. Sin embargo en un reciente estudio publicado en Current Biology y llevado a cabo por investigadores de la Glasgow University, en el Reino Unido, ha cambiado el paradigma al concluir que no son seis las emociones base, sino solamente cuatro: tristeza, felicidad, miedo e ira. Lo anterior sé concluyó, después de que se observara que la sorpresa y el miedo comparten elementos comunes en nuestras reacciones, al igual que el asco y el enojo.
Se llaman emociones básicas porque son innatas en el ser humano, lo que quiere decir, que todos las experimentamos (sí, todos) y funcionan como los colores primarios, que al mezclarse dan como resultado otras más complejas. Me gusta pensar en las emociones como marcatextos que nos sirven para señalar lo importante y cada una es de un color distinto porque señala cosas diferentes: la felicidad nos muestra aquello que nos gusta, el enojo aquello que no nos gusta, el miedo, aquello sobre lo que tenemos que ser precavidos y la tristeza, aquello sobre lo que tenemos que reflexionar o hacernos conscientes. Si pensamos en ellas como marcatextos, nos damos cuenta de que no funcionan para otra cosa que no sea señalar, es por eso que no pueden servirnos para poner límites o como motivación, porque eso implicaría mantener activo este mecanismo permanentemente y no es posible, es por eso que las decisiones que tomamos desde la emoción, lucen tan distintas cuando disminuye.
Para abordar aquello que nos señaló la emoción, debemos salir de ella para pensar cómo podemos actuar y desde la tranquilidad, poner los límites claros y firmes o encontrar los argumentos sólidos para tomar una decisión y que la sostendrán, aún cuando la emoción disminuya. Como vemos, las cuatro emociones básicas son necesarias para relacionarnos y aunque algunas no son agradables, movilizan mecanismos que nos ayudan a enfrentarnos a las circunstancias.
Entonces ¿realmente se puede estar feliz todo el tiempo? No. Porque las emociones son reacciones que surgen ante un estímulo que no puede ser permanente y porque en sí misma se tornaría en una paradoja, porque no podríamos saber que estamos felices si todo el tiempo lo estuviéramos e implicaría asumir que todo, absolutamente todo nos gusta y eso es imposible.
Las emociones son muy útiles si las manejamos adecuadamente, pues no sólo nos ayudarán a adaptarnos mejor, sino que nos permitirán conocernos y entender a las demás personas. No debemos evadirlas, sino que debemos prestar atención a aquello que nos están señalando y recordar que debemos recuperar la calma, antes de actuar. En la medida que nos vamos haciendo conscientes de la función de nuestras emociones, nos resulta más sencillo evitar las reacciones impulsivas que provienen directamente de ellas, que es como escribir un recado con un marcatextos, que después no entenderemos bien.
No tengamos miedo de sentir miedo, enojo o tristeza porque es normal y de paso, inevitable. Aprendamos a escucharnos y a reaccionar desde la calma, para no arrepentirnos después de aquello que dijimos o hicimos desde la emoción.
Espero que lo anterior les haya sido de utilidad y nos ayude a aceptarnos con todas nuestras facetas y en toda nuestra complejidad.
¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.