La pandemia nos ha sumergido en un estado de duelo colectivo que nos ha cambiado completamente la forma en que vivimos o nos relacionamos.

Ha sido muy recurrente el debate sobre la peligrosidad o las medidas de protección ante la pandemia, vemos que las posturas de las personas varían notablemente. Vemos reacciones de personas que no creen en la enfermedad o aquellos que lo viven insulso desde el pánico o la tristeza. Lo anterior se debe a que la pandemia nos ha sumergido en un estado de duelo colectivo, que más allá de que tengamos o no, que atravesar un duelo por pérdida de trabajo, de situación económica o el fallecimiento de un ser querido, nos ha cambiado completamente la forma en que vivimos o nos relacionamos.

El duelo no viene tan solo por el fallecimiento de un ser querido, sino se refiere a un periodo de adaptación a un cambio en nuestra forma de vida. La pandemia representa un duelo porque ha cambiado la forma hasta de hacer el súper, además de mantenernos en un estado de vigilia para seguir el curso de evolución de la enfermedad. Las reacciones de cada persona se refiere a la etapa de duelo en la que se encuentran y es por ello que hoy quiero detallar las etapas por las que podemos estar transitando.

Cuando hablamos de duelo, independientemente de si se trata de un proceso individual o colectivo, tenemos normalmente cinco etapas: negación, enojo, tristeza y adaptación. Siendo muy común que la etapa de negación se mantenga presente durante gran parte del proceso.

  • Negación: se trata de un mecanismo de defensa emocional, cuando no estamos listos para afrontar la situación de cambio que estamos viviendo. En el caso de la pandemia, ésta etapa era muy notoria cuando se hablaba del Coronavirus que se estaba desarrollando en China, que parecía todo tan lejano que era sencillo pensar que no iba a ocurrir nada más. Cuando se empezó a extender por Europa, algunas personas dieron el paso a la siguiente etapa pero para muchos seguía siendo algo lejano o que no merecía avanzar dentro del proceso de duelo.
  • Enojo: ésta etapa marca el inicio de la adaptación al cambio, pues choca con nuestra realidad y por eso nos genera resistencia. En éste caso de la pandemia, inició cuando se hablaba de los primeros casos que eran importados por personas que habían viajado recientemente. El enojo estaba dirigido a esa gente porque no se cuidó o fue irresponsable al no guardar la cuarentena sugerida cuando regresaba de viaje. Sin embargo en ésta etapa, aún se podía mantener la negación si no conocíamos a alguien que hubiera viajado recientemente.
  • Tristeza: suele venir como la respuesta normal cuando ya no nos es posible negar lo que está sucediendo y que nuestra vida experimenta dichos cambios. La población en general, dimos este paso cuando se dieron las indicaciones de quedarse en casa, cuando cerraron cines y centros de entretenimiento. Sin embargo ésta tristeza también puede dar paso al miedo noque es donde muchas personas se encuentran, pues al no poder negar lo que está sucediendo eligen “proteger” su realidad a través del miedo y toman las medidas de prevención de manera exagerada porque están movidas por la emoción y de fondo sigue presente un tipo de negación que se basa en la certeza de que siguiendo las indicaciones, se encuentran a salvo.
  • Adaptación: ésta etapa representa la aceptación de la nueva situación y se ha logrado un balance entre las medidas de prevención, las nuevas formas de relacionarnos como las videollamadas o la sana distancia y se tiene como “ganancia” del duelo, un aprendizaje personal como la resiliencia. Es una etapa donde actuamos desde la conciencia y no desde el miedo. T que sigue en negación porque por una parte, no tiene aún desarrollados los mecanismos emocionales necesarios para adaptarse y porque hay mucha gente que no ha visto alterada su realidad personal, porque tiene que seguir haciendo lo mismo que hacía o porque ha elegido conscientemente resguardarse detrás de alguna teoría de conspiración como que el virus no existe. De ahí que mucha gente no crea en el virus o que se ponga en manos de Dios sin tomar ninguna precaución y que sigan desobedeciendo las medidas indicadas.

    Como ya he mencionado anteriormente en éste mismo espacio, debemos elegir de manera consciente sacar lo mejor de nosotros mismos y si ésta en nuestras manos, ayudar a quien podamos. Debemos entender que todo esto no se trata de la supervivencia del más fuerte, si no de proteger al que más lo necesita. Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *