El duelo por aborto voluntario es un tema poco abordado, pero es indispensable hablarlo porque existe mucha incomprensión, pues para muchas mujeres implica vivir la muerte de su hijo.
Con la reciente discusión sobre el tema de la despenalización del aborto, se ponen sobre la mesa muchas cuestiones importantes y una de ellas es el duelo y se ha entrado en una discusión sobre incluso si existe o no al ser voluntario. Se asume que el duelo es resultado de una pérdida inesperada y dolorosa, siendo ese el principal motivo por el que se cree que al ser voluntario no causa dolor, pero no somos así de predecibles para determinar de manera general si existe o no.
El duelo es un proceso completamente particular, que responderá a las circunstancias individuales de cada caso, de cada pérdida y el aborto, no es la excepción. Cada caso de aborto voluntario va a presentar un duelo particular, por lo que no podemos dar por sentado, nada. Ni asumir que no puede haber un profundo dolor y culpa, ni que está mal no sentirlo.
El duelo por aborto voluntario es un tema poco abordado, pero es indispensable hablarlo porque existe mucha incomprensión aún sobre el tema, pues para muchas mujeres implica vivir la muerte de su hijo, las circunstancias y muchas veces en silencio y soledad. Para muchas mujeres que cargan con la pena de haber perdido a un hijo por su voluntad, se suma la culpa por la decisión, empezando a generar pensamientos irreales como que no podrá ser madre en un futuro o recordando la fecha en silencio y llevando la cuenta del tiempo transcurrido, pensando en la edad que tendría su hij@ en cualquier momento que ve a otros niños o cuando se convierte en madre posteriormente.
Dichas mujeres no encontrarán cabida con otras madres que han perdido a sus hijos por enfermedad, muerte súbita o perinatal, porque juzgarán que ella “se lo buscó” sin comprender que puede ser igual de doloroso. Se debe entender que elegir y sentir no son cosas opuestas, sino caras distintas. No existen atenuantes para el duelo, ni porque sea alguien muy mayor o muy enfermo, o que no haya nacido, o lo que sea. Para quien vive un duelo, no importa la circunstancia, dejar ir a alguien es doloroso.
Ahora también tenemos que hablar de aquellas mujeres que no sienten culpa o dolor por hacerlo, sino que se sienten incluso liberadas y a veces es precisamente eso lo que las hace sentir culpables, pero al igual que cuando se siente cierto alivio después de que un ser querido que estuvo enfermo mucho tiempo, parte, también se debería entender que para algunas mujeres un aborto voluntario es una de las decisiones más acertadas de su vida. Eso tampoco tiene nada de malo, pues muchas veces también sucede con familiares con los que no tenemos un vínculo tan fuerte a pesar de ser cercanos en parentesco. No sabemos las circunstancias particulares de cada quien y no debería ni estar escribiendo esto, porque cada quien sabe el dolor que lleva dentro o las razones que le llevaron a tomar la decisión.
La discusión sobre la despenalización del aborto no se trata de si es correcto o incorrecto, se trata de tener la libertad suficiente para poder decidir y que no sigan sucediendo en circunstancias que pueden llegar a ser realmente traumáticas para las mujeres que lo hacen y que queden con secuelas físicas o emocionales que les impidan ser madres en otro momento de sus vidas. Los duelos que se pueden vivir por un aborto voluntario pueden ir mucho más allá de la pérdida obvia, pues puede ser resultado de una violación, darse en medio de una relación abusiva, temerse el abandono de parte de la pareja, la reacción de los padres, la falta de apoyo si decidieran tenerlo, ver truncados sus planes o expectativas de vida. Para todos aquellos que piensan que son producto de la irresponsabilidad de la mujer, deberían repartir la responsabilidad con la pareja y con la misma sociedad.
Para acompañar a alguien que ha decidido un aborto voluntario seamos ante todo empáticos, entendiendo el término no como ponerse en los zapatos del otro, sino en respetar lo que siente, ya sea dolor o alivio. El duelo es completamente personal y libre de juicios, no es obligatorio ni tampoco significa que se tomó una decisión equivocada, simplemente es nuestra forma de adaptarnos a los cambios y podemos presentar mayor o menor resistencia a ellos.
Espero que lo anterior les haya sido de interés y que no vinculemos el dolor o a la falta de éste, a una decisión correcta o equivocada. Si conoces a alguien en esta situación, ante todo, escucha. Los tanatólogos estamos para acompañar en éstos procesos ambiguos también.
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¡Hasta pronto! Nos leeremos pronto desde el diván.