Ha acumulado más de 600 mil seguidores en la plataforma de redes sociales, y sus videos han recibido unos 24 millones de Me gusta

La periodista mexicana Martha Izquierdo, sobreviviente de abuso, de cáncer y de la violencia del país, muestra sus cicatrices y propaga un mensaje positivo que rompe esquemas en redes sociales.

Con 49 años y menos de 1,50 metros de altura, Martha Izquierdo no encaja con exactitud en el molde de una influencer de TikTok. Pero después de sobrevivir abusos sexuales, secuestros, dos episodios de cáncer y dos infartos, conquistar las redes sociales fue casi pan comido para esta periodista mexicana.

Izquierdo, quien vive en un pequeño pueblo en el estado sureño de Oaxaca, ha acumulado más de 600.000 seguidores en la plataforma de redes sociales, y sus videos han recibido unos 24 millones de ‘me gusta’.

¿Cuál es el mensaje que la ha hecho tan popular en tiempos de pandemia y en un país que experimenta niveles históricos de violencia? En un video reciente típico de su contenido, Izquierdo se pasea hacia la cámara con una simple camiseta negra y pantalones florales. “El outfit de hoy es la confianza”, dice. “Es para que no dejes de creer en ti”.

Periodista galardonada, con décadas de experiencia en reportería, Izquierdo es relativamente nueva en el estrellato de las redes sociales. Cuando la pandemia comenzó su asalto a México en 2020, decidió abrir una cuenta de TikTok, con el nombre @marthaizquierdooficial.

Nacida en Veracruz, estado que colinda con con el golfo de México, de un padre contador y una madre ama de casa, supo desde muy joven que quería ser periodista.

“Cuando me dijeron: ‘¿Qué quieres ser cuando seas grande?’, yo dije: ‘Científica, cantante o periodista’”, recordó Izquierdo. “Pero como no me dio Dios el IQ de Einstein ni la voz de Pavarotti, pues me quedé con periodista”.

Después de que sus padres se divorciaron, Izquierdo fue enviada a vivir con miembros de su familia extendida en Oaxaca, donde un pariente la violó en numerosas ocasiones desde que tenía 9 años, según dijo. “Yo lo bloqueé en mi mente”, narró.

Después de graduarse del bachillerato, Izquierdo regresó a Veracruz para estudiar periodismo y finalmente se convirtió en corresponsal nacional de uno de los principales diarios de México, Reforma. Ahora trabaja en una estación de radio local en Oaxaca, presentando noticias de actualidad.

“Era una periodista con mucho reconocimiento”, dijo Soledad Jarquín, una reportera que conoció a Izquierdo hace más de 20 años. “Tenía muy buenas relaciones con gente del poder, pero también con la gente del pueblo”.


Como para muchos reporteros en México, uno de los países más mortíferos del planeta para los periodistas, informar sobre las noticias conllevaba inmensos riesgos: a menudo, su trabajo implicaba cubrir la violencia alimentada por los cárteles que ha aterrorizado al país durante décadas.

En 2007, tres vendedores de periódicos de una ciudad cercana a la suya fueron asesinados por el violento cártel de los Zetas, cuyos asesinos habían confundido a sus víctimas con periodistas. Cuando Izquierdo fue a cubrir los asesinatos, recibió una siniestra llamada telefónica en la que le decían que ella era la siguiente.

Luego, en 2015, le diagnosticaron cáncer de ovario y le dieron ocho meses de vida. Una vez más, pensó en darse por vencida.

Pero sus amigos y su familia la convencieron de seguir luchando. Se sometió a quimioterapia y varias cirugías, que dejaron su cuerpo lleno de cicatrices. “Lloraba frente al espejo cuando me veía, porque veía mi cuerpo mancillado”, relató Izquierdo. “Me sentía una Frankenstein”.

A la larga, derrotó el cáncer, pero en 2017 este regresó, ahora en su estómago. En febrero de ese año, sufrió un infarto.

Fue esa actitud positiva la que la catapultó a la fama en TikTok. Pero junto con todos los seguidores llegaron los troles, que le decían que tenía sobrepeso o que era poco atractiva. Al principio, los comentarios negativos empezaron a afectarla; entonces, decidió dejar de preocuparse.

“Cuando estaba permitiendo que comentarios mal infundados me quisieran afectar, yo dije: ‘No, yo me amo”.

F. The New York Times

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