Nos duelen las mujeres mancilladas, y nos duele el miedo de quienes seguimos aquí, porque la embestida contra la Victoria alada es una muestra cruel.
La capital de México, hermosa siempre, luce uno de los conjuntos monumentales mas icónicos del mundo. El “Ángel de la Independencia”.
Se trata de una Columna honoraria, elemento de origen griego retomado por los romanos para homenajear figuras relevantes; se yergue a poco más de 50 metros desde un zócalo y remata con una escultura de una Victoria alada. Es mujer y porta en su mano derecha los laureles triunfales y en la mano izquierda una cadena rota que simboliza la Libertad. Este monumento fue inaugurado por Don Porfirio Díaz el 16 de septiembre de 1910, conmemorando el primer centenario del inicio del movimiento que desligó políticamente nuestro país de la corona española, o sea, es la alegoría del nacimiento de México a través del triunfo de la libertad.
La construcción estuvo a cargo de los ingenieros Guillermo Beltrán y Puga, Manuel Marroquín y Rivera y el arquitecto Manuel Gorozpe. El programa escultórico fue delegado a Antonio Rivas Mercado, padre de Antonieta Rivas Mercado. Ella formó parte del grupo de intelectuales mexicanos que conformaron la ideología nacionalista a raíz del triunfo del movimiento revolucionario. Un dato interesante: la hija del artífice de esta magna obra dedicó muchos esfuerzos, mucha inteligencia y muchos años de su vida al activismo político, en la defensa de los derechos de las mujeres.
En 119 años de existencia la Victoria alada ha visto a sus pies toda clase de celebraciones: conciertos, desfiles, eventos en declaración de principios, bodas, quinceañeras y graduados, mítines políticos, hasta uno que otro triunfo de la selección de futbol… cuando es importante expresarnos, los mexicanos tenemos en este monumento nuestro escenario.
Pero también ha admitido sucesos tristes. El 28 de julio de 1957 un fuerte sismo derribó a la Victoria. Se tuvo que colocar una nueva; luego los sismos de 1985 y 2017, que ocasionaron daños estructurales. El pasado 16 de agosto una manifestación feminista vandalizó la base del monumento. Entre las obras de reforzamiento por los movimientos sísmicos recientes y la limpieza de grafitis será en un aproximado de dos años cuando veremos su esplendor recuperado.
Nos duelen el arte y el Patrimonio, porque son la expresión y la herencia de un pueblo, porque contienen las aspiraciones, el ingenio y el espíritu de una cultura. Para el caso del Ángel (no es ángel, pero la costumbre también genera tradición cultural) es la obra que conjugando las artes y la técnica del siglo XX dota con imagen un espacio dedicado a simbolizar paz, libertad, justicia y ley.
Nos duelen las mujeres mancilladas, y nos duele el miedo de quienes seguimos aquí, porque la embestida contra la Victoria alada es una muestra cruel, pero objetiva, de los sentimientos de una nación que ya no encuentra en su país ninguno de los ideales que simboliza este hermoso monumento.