Núria González López, abogada especialista en Derechos Humanos, visitó una conocida agencia de “gestación subrogada” en el corazón de Barcelona.

Núria González López, abogada especialista en Derechos Humanos, cuenta su experiencia al acudir a una conocida agencia de “gestación subrogada” de Barcelona – que cada año realiza 350 contratos a una media de 60.000 euros de ganancia por cada uno de ellos-, para conocer de primera mano el funcionamiento de una práctica prohibida en nuestro país y que la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo ha comparado a la del tráfico de órganos.

Comprobar en primera persona “la realidad monstruosa que se esconde detrás del eufemismo de la maternidad subrogada”. Eso fue lo que quiso hacer Núria González López, abogada especialista en Derechos Humanos, cuando visitó una agencia especializada en estos servicios en el corazón de Barcelona.

“Mi objetivo, después de haber estudiado mucho sobre el tema de los vientres de alquiler, leído revistas científicas, artículos en prensa y hasta opiniones personales publicadas en ambos sentidos, era experimentar, por misma, todo lo que hay dentro de este negocio millonario, que tiene como base el pago de una cantidad a un intermediario para que haga entrega de un bebé, gestado y parido por una mujer, a otra mujer que no es su madre, pero que así va a figurar en los documentos oficiales”, explica. Y lo que se encontró cuando puso su pie allí fue demoledor. “Quien me atendió me dijo literalmente que la gestación subrogada es una ley con la que se consigue quitarle los derechos a quién los tiene, para dárselos a otra persona que no le corresponden”, comenta.

Nada más abrir la puerta se encontró con una oficina no demasiado grande pero muy bien situada y decorada con peluches, motivos infantiles y la prueba del éxito de los servicios que ofrecen: una docena de fotos de los niños y niñas –algunos gemelos- de los cuales habían sido proveedores. “Incluso había un cuento infantil en la mesa de la sala donde me atendieron titulado: Cómo mamá gatita ayudó a tener hijos a papá y mamá conejo”, recuerda.

Una clienta más
La única manera que esta abogada catalana tenía para comprobar la realidad que cerca de 1000 familias han llevado a cabo en España y que Ciudadanos pretende regular, era haciéndose pasar por una clienta más. “Como mujer en un país como España, que es proveedor de “clientes” y donde además, el contrato de vientre de alquiler es considerado nulo y su práctica un delito, fui a una agencia de gestación subrogada ubicada en el centro de Barcelona, totalmente accesible y con toda la publicidad en redes”, explica.
 

Núria González López: “Mi objetivo era experimentar todo lo que hay dentro de este negocio millonario”  La visita la preparó a conciencia. Planteó el caso más extremo “para demostrar que da igual cuantas trabas legales formales existan. Pagando, todo es posible”, recalca. “A quien me atendió muy amablemente durante una hora (cuyas siglas son D.G) le dije que era una mujer soltera, heterosexual y sana en edad fértil con ganas de ser madre pero sin intención alguna de pasar por el proceso del embarazo por cuestiones de tiempo y trabajo. Además le especifiqué que tampoco iba a donar óvulos y que a pesar de que tenía pareja, quería que el niño fuese sólo mío ya que nunca se sabe si una pareja es para siempre. Y sobre todo, hice hincapié en que el dinero no era problema en absoluto”.

¿Cuál fue el discurso del comercial que te atendió?
La presentación de la agencia fue la de decirme que se habían decantado por la maternidad subrogada porque saben que van a tiro hecho ya que su anterior actividad, la de las adopciones internacionales, era muy complicada porque todo el proceso depende de que los asistentes sociales consideren idóneo o no a alguien para ser padre. Y que como eso dependía del día que tenga el asistente tuviese era mejor ir a lo más fácil y por lo tanto optar por ser agencia de gestación subrogada.

¿Buscaste la situación más extrema para ver hasta dónde llegan estas agencias?
Yo ya sabía que ese era un caso harto difícil de resolver, pues hay muy pocos países donde las mujeres solas puedan acceder a este tipo de servicios. Además, hay que recordar que se inscriben los bebés porque se supone que casi siempre el hombre padre comitente ha aportado su semen, y teóricamente es el padre biológico de la criatura. Una mujer sola, que no pone material genético, es directamente la adquisición de un bebé ajeno a todas luces. Pero si me daban una solución, yo estaría consiguiendo mi objetivo. Cuando le conté mi demanda D.G me dijo, para más inri, que me entendía perfectamente porque él era padre de dos hijos por gestación subrogada.

¿Y qué solución te dio?
Pues no me dieron una, me dieron varias. Al principio D.G me comentó que ciertamente para una mujer sola era el caso más difícil y que sólo había tres sitios donde se podía hacer: Estados Unidos, Rusia y Grecia. Me contó que el problema en realidad no es que no se pueda hacer, que se podía hacer en cualquier sitio, sino que podía tener problemas a la hora de inscribir al bebé como mío. Enseguida descartó la opción de Estados Unidos diciéndome que era muy caro y que se me podían ir a unos 150 o 160 mil euros, además de todos los gastos médicos que puede haber allí que son muy caros. Como yo ya sabía que legalmente era la opción más segura le insistí un poco, pero ni siquiera me dieron la opción. Enseguida averiguaría el porqué.

¿Y entonces la opción fue Rusia?
El caso de Rusia directamente lo omitieron. Llegamos a la conclusión que lo ideal para mí era hacerlo en Grecia donde sólo se permite la maternidad subrogada altruista y donde las compensaciones a las madres están limitadas a 15.000 euros. El comercial me dijo que además la comodidad de estar dentro de la Unión Europa y cerca de casa era inigualable porque se permite que los extranjeros se acojan a este tipo de servicio. Y además lo permitía a mujeres solas. Así que el primer escollo, el de ser mujer sola y extranjera, estaba salvado. Grecia era mi destino.

Pero en Grecia se exige a quienes se acogen a este servicio que la mujer tenga algún tipo de problema médico que ginecológicamente desaconseje que pase por el proceso de embarazo ¿cómo se iba salvar este segundo obstáculo?
Pues lo que hice, como lo llevaba todo muy preparado, fue preguntarle si valía un informe de mi ginecóloga que ya estaba al tanto de mis intenciones y en el que se pusiera que había antecedentes de alguna enfermedad familiar.

¿Y la respuesta fue?
Por supuesto fue afirmativa. Me dijo que mi médica podía mandarles el informe y ellos le mandaban un modelo de cómo había que hacerlo y lo que tenía que poner para que no hubiese ningún problema. ¡Vamos que si tienes un ginecólogo amigo no hay problema! También me dio la sensación de que si no lo tenías, ellos te lo podían proporcionar.

Bueno, bonito y…90.000 euros

Una vez que esta abogada catalana ya tenía el destino y los requisitos cubiertos faltaba entrar en la materia del procedimiento de vientre de alquiler propiamente dicho. Por ello preguntó si el proceso de gestación se llevaría a cabo con una madre griega. La respuesta fue negativa ya que podían ofrecerle algo mucho mejor. “Me dijeron que lo ideal, y que es lo que siempre hacen por ser más barato, es tenerlo con una madre ucraniana que cobra menos que la griega. Todo el proceso de embarazo se hace en Ucrania donde cuentan con clínica propia y después, el juicio de custodia y el parto, se lleva a cabo en Grecia. Justo ahí encontré la razón por la que Estados Unidos no era una buena opción para mí”, añade González.

 
Pero ¿cuál es el proceso que se pone en marcha una vez que se decide dar el paso de contratar este servicio? La agencia le explicó a la abogada el procedimiento. “Accedes al servicio y entonces eliges, por catálogo, obviamente, donante de óvulo, donante de semen y madre gestante, que en este caso puede ser la misma que la donante de óvulo. Los eliges en España, ucranianos todos porque en Grecia los donantes son anónimos. Además, en Ucrania se permite la selección de sexo y las pruebas genéticas durante el embarazo, no así en Grecia que está prohibido, con lo que puedes elegir niño o niña y si no está todo lo sano que la clienta quiera, pues aborto y otra oportunidad. Porque esa es otra de las grandes ventajas de hacer el proceso en Ucrania: sin límite de intentos por el mismo precio hasta que se consiga el bebé que tú quieres y como tú lo quieres. Si el médico, su médico, dice que con la misma madre, se hace con la misma y si no, cambio de madre sin mayor problema”, le explicó el comercial.

En cuanto a cómo se soluciona el tema más importante: el de hacer efectivo el cambio de propiedad del futuro bebé, el procedimiento en Grecia pasa porque dos meses antes de la implantación del embrión en la madre de alquiler, se realiza lo que estas agencias denominan “el juicio”, por el cual mediante el contrato de la agencia, un juez griego le asigna la maternidad de ese bebé a quien lo encarga. “En ese caso sería a mí y se haría estableciendo una sentencia que a posteriori sirve para inscribir al bebé en el consulado español en Atenas como un hijo mío, sin el mayor problema. Es decir, no importa que ese contrato y sus efectos en España sean nulos, e incluso delito. Como es un documento oficial griego, inscribimos lo que sea”, explica Núria.

 
¿Cómo puede hacerse un procedimiento tan kafkiano si la madre no es griega ni tú tampoco? ¿Cómo ambas partes se someten a la jurisdicción de dicho país?
Porque tal y como me repitió el comercial este proceso está permitido para extranjeros. Es decir que una ucraniana y una española pueden firmar un contrato en Grecia y que cause efectos en España, aunque dicho contrato aquí esté prohibido por obvias razones que expuso el Tribunal Supremo en su día. No olvidemos que estamos hablando de una legislación que sólo permite el modo “altruista” de los vientres de alquiler. Y sin embargo, dicha legislación está siendo retorcida y utilizada para cometer una ilegalidad manifiesta en España. Así que imagina qué pasa en los países en los que se permite la modalidad comercial. Por todo ello queda claro que si una ucraniana puede viajar a Grecia para someterse a este proceso y es legal, no hay ningún impedimento legal para que lo haga una mujer española”.

¿Y por qué es mejor una madre gestante ucraniana?
El motivo, además del tema del análisis genético y la selección de sexo es que las madres griegas son demasiado caras. Este hombre me dijo literalmente que piden demasiado dinero y disparan los precios de mercado y por lo tanto no les saldría rentable. También recalcó que se la juegan porque como la compensación está limitada a 15.000 euros porque se supone que es altruista, todo lo que piden de más, a veces incluso hasta 37.000 euros, se lo tienen que dar en negro, y eso no les gusta, porque para ellos “la legalidad es lo primero”, recuerda.
Así las cosas lo que las agencias pagan a las mujeres ucranianas por este “servicio” se mueve entre los 10.000 y los 12.000 euros. “¡Con eso ellas se pueden comprar hasta un piso!”, según el comercial le dijo a González para hacerla sentir mejor. El resto del dinero hasta llegar a los 86.000 euros, que era lo que costaba el “paquete básico” que le ofrecían a la abogada, se queda en la clínica para abogados, gastos varios, y por supuesto para los beneficios de la agencia. “Haz la cuenta. Me dijo que solían hacer unos 350 procesos al año, a unos 60.000€ de ganancia cada uno aproximadamente”.

¿Te explicó qué garantías tenías de que la madre no se fuera a arrepentir y a la hora de tener que darte al bebé no quisiera hacerlo?

Sí que lo hizo y para mí escucharle fue devastador. Me dijo que no hay ninguna posibilidad de que eso pase porque el niño se lo quitan nada más nacer.

¿Y en tu caso se te exigía tener algún tipo de contacto con la madre?
Como clienta el pago era mi única obligación. Esto va a gusto del consumidor. Ni siquiera tenía por qué estar pendiente de cómo iba el embarazo. Sólo tendría que ir el día del juicio de la custodia y a recoger al bebé. Si no quería hablar nunca con la madre, no había problema. Si quería ir a todas las ecografías y estar presente en el paritorio para que cuando se lo quitaran nada más nacer ya me lo pasaran a mí cual pelota de baloncesto, perfecto también. Lo que me recomendaron era que, al menos, cuando fuese a recoger al bebé, pasase cinco minutos por la habitación del hospital a darle las gracias. Esa era toda mi obligación con la madre de mi hijo.

Además de esa “gran ventaja” a esta defensora de los derechos humanos le comentaron otra no menos alucinante a la par que fraudulenta: que como el bebé iba a nacer en Europa y ya era hijo suyo y por ende español antes de nacer, desde el juicio, si hubiera algún problema médico en el parto o con el bebé, la atención me la cubriría la Seguridad Social española. “¡Es decir que se me reembolsarían todos los gastos de los imprevistos que pudieran darse. En última instancia, nuestros impuestos pagan los gastos imprevistos del negocio!”, señala.

Sobre la burocracia de llevar a cabo el embarazo en Ucrania y los papeles del hospital en los que tiene que figurar un hombre como pareja de la madre, estos son los trámites. “Cualquier hombre servía, porque al final, como el juicio, el parto y la entrega iban a ser en Grecia, era un mero formalismo, pues ese hombre no iba a volver a aparecer en lo papales nunca más, así me lo aseguraron. Entonces si mi novio me quería hacer el favor, pues estupendo, y si no, cualquier amigo valía. Como se puede ver, estas agencias lo tienen todo muy bien pensado y solucionado”, añade la abogada.

El vil metal
En el caso de que no se tenga todo el dinero necesario para pagar de golpe a la agencia la cantidad exigida por el pack escogido también hay solución. El comercial le explicó a la supuesta clienta cómo conseguir financiación a plazos. “Le pregunté si había alguna posibilidad de financiación de los casi 90.000 euros que tenía que pagar en cuatro plazos. Me explicó que ellos no podían ofrecer ese servicio, ya que ningún banco quería ligar su nombre a esta práctica de la gestación subrogada porque tenía muy mala prensa. Y añadió que ahora lo quieren hacer menos con este nuevo gobierno y desde que salió la ministra a echar sapos y culebras sobre la maternidad subrogada. Sin embargo, siguiendo la costumbre de soluciones para todo, me explicó que había bancos que sin problema alguno daban préstamos personales para financiar este proceso y que ellos facilitaban al cliente la factura del todo el procedimiento para que pudieran acceder al préstamo personal. Y los bancos, los dan. Pero sin mucha publicidad, por favor”, añade González.

¿Y si tu supuesto hijo el día de mañana quisiese saber quién es de verdad?

Ese tema salió ante otra duda que quise disipar porque el derecho a la identidad es un derecho humano inalienable según todos los tratados internacionales firmados y asumidos por España. Su respuesta literal fue: “Mira, llegado el caso supongo que si pusiera un juicio el afectado, y aún se guardara algún tipo de archivo, al que no estamos obligados, en algún momento se podría saber. Y eso aquí en Europa que están con la tontería esa del derecho a la identidad, porque si habláramos de fuera de Europa, te diría que estuvieras tranquila, porque es prácticamente imposible que se sepa nada”. No me dijo más porque creo que nunca se lo habían planteado. Y me abstengo de hacer valoraciones porque creo que se hacen por sí solas.

De esta forma Nuria González pudo comprobar –con pruebas en su poder que acreditan la veracidad de los hechos- cómo un negocio consigue el destino perfecto, la legislación adecuada, la madre gestante más barata, los gastos imprevistos cubiertos por la Seguridad Social española, y hasta un préstamo a pagar en cómodos plazos solicitado mediante factura proforma. “Y todo gracias a un procedimiento administrativo de reconocimiento de documentos extranjeros”, subraya.

¿Qué se te pasa ahora por la cabeza después de constatar tanta aberración?

Se me pasa que todo sería ideal si la realidad no fuera que estamos hablando de que lo que vamos a pagar con ese crédito es un bebé al que le hemos robado su identidad de por vida y con el que hemos traficado antes de nacer. Un bebé que ha nacido de una mujer, la más vulnerable y necesitada posible, para que también sea la más “barata” posible. Una mujer que ha sido usada por una gran multinacional como incubadora humana, sin importar nada, puesto que ha pasado de ser persona a ser objeto de mercado. Y sobre todo, porque vemos claramente como cualquier legislación sobre los vientres de alquiler que no sea prohibicionista a nivel mundial, y con responsabilidad penal, lo único que representa es una puerta abierta a las multinacionales de la compraventa de niños y niñas y a la explotación de las mujeres más vulnerables, en pro de las personas ricas a las que esta sociedad hace creer que todo es medible y consumible si se paga el precio acordado, en cualquier parte del mundo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *