La gente conoce este producto y lo identifica por el silbido que sale de la válvula.
Un silbido agudo rompe el silencio, un característico ruido anuncia la llegada de una delicia mexicana muy tradicional, estoy hablando de los camotes y plátanos asados, que vienen en su propio carrito empujado por el camotero, este personaje que recorre las calles de varias ciudades, llevando estos platillos o postres de casa en casa para todas aquellos que lo quieran comprar.
El sonido característico de los camotes se produce gracias a una chimenea con la que cuentan los carritos, por ella dejan salir el vapor acumulado lo que produce el tradicional silbido o sonido, que además sirve como anuncio para los habitantes de la calle por la que va pasando el camotero para que sepan que ha llegado.
Los carritos de camotes funcionan con leña y tiene un tubo vertical que simula una chimenea; por ésta libera el humo que produce la leña y evita que la mercancía se ahúme al interior del horno. La gente conoce este producto y lo identifica por el silbido que sale de la válvula.
El camotero recorre las calles llevando en el carrito un tubérculo muy nacional, que se cultivaba antes de la llegada de los españoles. La palabra camote, que se refiere al morado de pulpa blanca, viene del náhuatl camotli; el camote amarillo era llamado cozticamotli y los blancos iztacamotli. El plátano es de origen asiático, originalmente introducido a las Islas Canarias.
En San Lorenzo Malacota, municipio de Toluca, los pobladores se dedican a la venta de camotes y fabricación de los carritos. En ese lugar, cada 13 de agosto se celebra una misa especial en la Parroquia de San Lorenzo. Los camoteros llevan sus carritos adornados para recibir la bendición y, en agradecimiento a las ventas del año, regalan camotes y plátanos a los asistentes.