La Alameda se convirtió en el punto de reunión perfecto para disfrutar de más atracciones decembrinas
Desde hace más de seis décadas, durante los días previos a la llegada de los Reyes Magos, en la Ciudad de México decenas de familias se concentraban en la Alameda Central.
Rodeados de luces, adornos navideños, antojitos, globos y escarcha, esperaban la llegada de los tres reyes magos para que los más pequeños de la casa se tomaran la foto con ellos.
Esta tradición se desvaneció poco a poco con el pasar de los años. Aunque este gran trio de emblemáticos personajes aún daban cita en el lugar, a inicios de los 2000, la cantidad de personas que asistía ya no era la misma como en el siglo XX.
La costumbre de festejar el Día de Reyes en La Alameda surgió durante el Porfiriato. En esa época el lugar se posicionó como uno de los puntos más importantes para vender artículos de temporada; musgo, piñatas, juguetes, entre otras cosas.
Las calles Puente de la Mariscala, Santa Veracruz, San Juan de Dios y la hoy Avenida Hidalgo, se convertían en un mercado al que iban los pobladores contagiados por el espíritu de las fiestas de fin de año.
La Alameda se convirtió en el punto de reunión perfecto para disfrutar de más atracciones decembrinas, los visitantes preferían estar en la zona durante la noche, para apreciar la iluminación que colocaban los gobiernos locales.
El día en que había mayor presencia de familias era el 5 de enero. Se reunían en La Alameda Central por la tarde y lanzaban sus globos, que llevaba consigo una carta a los Reyes Magos, en la que pedían sus regalos.
A pesar de la cantidad de personas que llegaban, esta actividad comenzó a bajar, fue hasta 2012 que la tradición se vio interrumpida y se trasladaron al Monumento a la Revolución, desde entonces ya no fue lo mismo, no causó el mismo impacto y hoy día habrá que ser más cuidadosos por el tema de la pandemia y procurar no salir.