El llamado Diluvio de San Mateo duró casi 40 horas, fueron más de dos días y no paraba de llover.
Fue sin duda, la mayor tragedia en cuanto a inundaciones se refiere, ya verás el por qué:
Fue llamada la gran inundación de 1629. En aquellos días en que la Ciudad de México era la capital del Virreinato de la Nueva España, el cielo enfureció un 21 de septiembre.
El llamado Diluvio de San Mateo duró casi 40 horas, fueron más de dos días y no paraba de llover, lo que causó que la ciudad quedara sepultada bajo dos metros de agua. El arzobispo Francisco de Manso y Zúñiga asentó que en la inundación murieron alrededor de 30 mil personas.
Además, la catástrofe causó un éxodo masivo en la ciudad, pues de 20 mil familias que la habitaban, sólo quedaron 400. La ciudad permaneció anegada durante cinco años.
Dicha inundación, se debió al derrumbe del tajo de Nochistongo, que sacaba el agua de la ciudad, y la falla en el canal de Huehuetoca, casi provoca el abandono de la Ciudad de México. Todos emigraron hacia Puebla, haciéndola entonces, la segunda ciudad más importante durante ese tiempo.
Al empezar la lluvia, el virrey en turno, Rodrigo Osorio y Pacheco, intentó medidas para evitar el desastre, pero éstas llegaron demasiado tarde. Los muertos flotaban sobre las aguas junto con animales. Las cosechas, las casas, los comercios, los templos, los árboles y los muebles, todo había sido destruido sin reserva alguna.
Dos años después, una cédula real ordenó al virrey mudar la capital a un sitio mejor, pero tras discutirlo en el cabildo, se decidió intentar el rescate de la Ciudad de México, cuyo desagüe se completó hasta 1634.