Durante la misa de Adviento, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, rezó por el eterno descanso de los tres jóvenes universitarios que murieron por un choque en la Vía Atlixcáyotl, cuando participaban en «arrancones».

En la homilía de este 30 de noviembre en la Catedral de Puebla, el jerarca de la iglesia católica en Puebla nombró a Paulina, quien falleció oficialmente el día viernes 28 de noviembre, luego de permanecer hospitalizada con soporte vital tras presentar muerte cerebral.

También mencionó a César Emilio y Rubén Alonso, ambos quienes murieron el mismo día del accidente, uno donde fue el impacto y el otro al llegar el nosocomio, la madrugada del 22 de noviembre.

En la homilía Sánchez Espinosa advirtió que actualmente se vive en un mundo que “camina sin sentido”, en el que la violencia, las guerras, la injusticia y la pérdida de valores se han vuelto parte del panorama cotidiano.

“Parece que estamos perdidos en un mundo que camina sin sentido, parece que estamos perdidos en cómo la violencia… nos preocupan tantas situaciones como la violencia, las guerras, la injusticia, la pérdida de muchos valores y lo más triste, la pérdida de la vida”, señaló.

Cabe destacar que durante la misa de este domingo, Víctor Sánchez Espinosa encendió la primera vela de la Corona de Adviento 2025, que marca el inicio de la temporada para prepararse para la llegada de la Navidad.

“Que con esta luz que se enciende, previo a la Navidad, sea la Luz del Mundo la que ilumine todas las oscuridades”, destacó el arzobispo de Puebla.

¿QUÉ ES EL ADVIENTO?

La Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de Cristo al mundo con una gran fiesta a la cual llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante este período conocido como Adviento. Ya desde tiempos remotos la Iglesia acostumbra tener esta preparación.

La palabra Adviento significa «llegada» y claramente indica el espíritu de vigilia y preparación que los cristianos deben vivir. Durante este tiempo renovamos el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean; es decir, renovarnos procurando ser mejores en nuestra vida para recibir a Jesús.

LA CORONA DE ADVIENTO

La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad. Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en familia.

La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, elaboraban coronas de ramas verdes y encendían fuego como señal de esperanza en la venida de la primavera. Hoy vemos que los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8,12).

La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad del pecado y del demonio. No olvidemos que nosotros, unidos a Jesús, también somos luz: “Ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5,14). Nosotros, por el bautismo, estamos llamados a ser profetas y anunciar el reino de Dios. Es así que nosotros, en Cristo, somos luz.

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