El Día del Niño es una buena fecha para reflexionar sobre los daños que se cometen contra las infancias y los estragos que tiene en la vida adulta.
Ana (nombre ficticio) tiene 12 años, hace dos años su vida como la conocía se arruinó debido al abuso sexual del cual fue objeto por un familiar lejano, esposo de su sobrina, con quien la dejaba encargada mientras iba a trabajar ya que por la pandemia las escuelas fueron cerradas. El horror es que como Ana miles de niños también fueron abusados y lo terrible es que lejos de disminuir, ha aumentado la incidencia un 40% desde entonces.
Al ser cabeza de familia la madre de Ana tenía que trabajar, ya que el padre nunca se hizo cargo, los primeros años la abuela de la pequeña la cuidaba sin embargo falleció cuando la pequeña tenía 9 años.
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La madre de Ana ahora se ha visto en la necesidad de pedir unos pesos en camiones, incluso en el metro de la Ciudad de México, donde ocasionalmente viaja desde Tecámac por trámites de atención psicológica para su hija que se encuentra devastada emocional y psicológicamente.
“¿Otra vez tú? Yo ya te he visto, no mientas, no te voy a dar ni un peso” le gritó una joven de alrededor de 20 años a la madre de Ana en en la sección de mujeres del vagón, tras haber explicado su situación y mostrado los papeles de atención de su hija que llevaba en la mano, incluso los documentos legales del juicio.
Sin embargo la joven no le creyó y se negó a ver los documentos pese a las súplicas de la mujer que llorando explicaba que a veces no tenía ni para alimentar a su hija o pagar la renta. La sororidad tan pregonada en estos días no se mostró en esta ocasión.
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La madre de Ana detalló a Infobae México el largo y tortuoso camino psicológico y hasta económico que han llevado desde el fatídico momento en que abusaron de su pequeña:
“Ya no puedo trabajar normal, no puedo ni quiero dejarla sola, aunque a veces tengo que hacerlo, somos ella y yo nada más, rento, no tengo los recursos económicos, no me gusta pedir pero a veces tengo que hacerlo para llevarle algo a mi hija. Trabajo de todo, vendo pastes, cosas por catálogo, todo para no despegarme de mi niña, no puedo dejarla sola de nuevo”, dijo la madre de Ana con cierto remordimiento de haberla dejado vulnerable, sin embargo el único culpable fue el abusador sexual que nunca debió atacar a la menor.
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Las niñas, niños y adolescentes que fueron atendidas en hospitales de México por esta grave violación a sus derechos durante 2020 presentaron como consecuencias malestar emocional (45.5% de las mujeres y 48.3% de los hombres), embarazo (14.8% de las mujeres), trastorno del estado de ánimo (12.3% de las mujeres y 15.3% de los hombres), ansiedad / estrés postraumático (6.5% de las mujeres y 7.9% de los hombres), depresión (2.6% de las mujeres y 0.7% de los hombres), laceración / abrasión (1.6% de las mujeres y 2.4% de los hombres), infección de transmisión sexual (1.3% de las mujeres y 4.3% de los hombres), contusión/magullamiento (1.2% de las mujeres y 2.2% de los hombres), heridas (0.6% de las mujeres y 2.6% de los hombres) y trastornos psiquiátricos (0.4% de las mujeres y 1% de los hombres).