Es una enfermedad discapacitante a nivel global que va en aumento.


En México podemos señalar que de cada 10 personas probablemente 7 están pasando por un cuadro depresivo, señaló la Mtra. María del Carmen Mora Ávila, Orientadora Educativa del Programa de Apoyo y Seguimiento al Estudiante (PASE) de la UPAEP.

Dijo que a nivel mundial de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), años atrás se había pronosticado que para el 2020 la segunda causa o enfermedad discapacitante a nivel global, sería la depresión cifra que en la actualidad ha sido superada.

Si nos apegamos a esa estadística mundial que se está cumpliendo e incluso está rebasando lo pronosticado hasta el momento, de ser la segunda enfermedad discapacitante, ya que está en estos momentos es primer lugar a nivel mundial, asentó la especialista. Advirtió que lo grave de este problema de la depresión es que las edades en las que se está presentando este padecimiento en la actualidad oscilan entre los 17 y 26 años de edad, en gente joven, pero además, se presenta en gente de la tercera edad, “siendo las poblaciones de riesgo en donde más incidencias se están presentando”.

Sin embargo, comentó que hay casos que están llamando la atención, como es que algunos infantes también están experimentando problemas de depresión, por lo que agregó que hay que estar alertas para descartar se sigan registrando más casos al respecto. Apuntó que la presencia de depresión en las personas se desprende de un cuadro multifactorial, como es la cuestión genética, toda vez que hay investigaciones recientes que apuntan al descubrimiento de una carga genética, es decir, si la abuelita, los papás o alguien de la familia ha padecido depresión, la puede transmitir de manera generacional a alguien de la familia; “como ya se ha investigado más con respecto a los factores que pueden provocar la presencia de depresión en las personas, se ha descubierto que alguno de los familiares pudo haberla tenido, por lo que se convierte en una gestión genética, no en todos los caso depresivos, pero sí puede ser una predisposición genética”.

Indicó que otros factores que pueden influir recaen en la falta de actividad física, es decir, un estilo de vida poco saludable, aunado también a una falta de buena alimentación, puesto que se requiere de consumir ciertos alimentos que produzcan sustancias como la ceratolina, la endorfina y adrenalina, que son las sustancias que generan el buen estado de ánimo en las personas, “pero si encontramos deficiencias en la alimentación y un estilo de vida sedentario, de manera natural no se están segregando. La Mtra. Mora Ávila, señaló que en la época de las fiestas decembrinas, también se da una disminución de la presencia de la luz solar, lo que provoca que haya una disminución de la serotonina que el cerebro genera de manera natural, más las cuestiones psicológicas que también influyen en el estado de ánimo de las personas.

“Se habla que en un cuadro depresivo hay dos emociones que prevalecen fundamentalmente, la frustración, la culpa o enojo y la tristeza, que cuando hay fallas en el manejo de estas emociones por las experiencias de vida que han llevado las personas, los han orilla a sentirse así, y por consecuencia aparece este cuadro depresivo”, externó la Mtra. María del Carmen Mora.

Abundó que para poder ayudar a estas personas, se deben considerar también que se trata de un asunto cultural más que de salud mental en general, es decir, “culturalmente está mal visto decir, estoy deprimido o estoy ‘depre’, cuando a la mejor la persona está triste o un poco desanimado, pero no deprimido en realidad, o también oscila como una moda de estoy ‘depre’ y si voy al psicólogo, van a decir que estoy loco, por lo tanto, se presenta un prejuicio contra el cuidado de la salud mental”.

Indicó que se tiene que trabajar de manera cultural con las personas, generando nuevos paradigmas en donde se observe que cualquier persona es susceptible de deprimirse y que deben estar abiertas para reconocer que tiene este padecimiento y reciban una atención de manera oportuna y evitar que lleguen a un extremo que podría ser en última instancia, el suicidio, al no encontrar alternativas de solución para sus problemas.

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