Las cifras recién reveladas por la Procuraduría General de la República (PGR) en el combate al robo de combustible o “huachicoleo” construyen un retrato de tibieza, indolencia y casi plena impunidad.

Las cifras recién reveladas por la Procuraduría General de la República (PGR) en el combate al robo de combustible o “huachicoleo” construyen un retrato de tibieza, indolencia y casi plena impunidad.

En el plano geográfico se constata un ‘top ten’ de estados en la zona del Centro y el Golfo donde prevalece el mayor número de tomas clandestinas; pero al derivarse en el número de carpetas abiertas, con o sin detenidos, así como en las sentencias condenatorias hay mucha dispersión en los resultados lo que deriva en una panorama complicado y desalentador.

Con base en los números de 2018, Hidalgo sin duda es “el rey” de las tomas clandestinas ubicadas con 210; el corredor continúa desde Puebla y Veracruz, sin dejar de conectarse con el Estado de México. No puede dejar de señalarse los datos que se refieren a Jalisco; en total se indica el registro de 1,021 tomas.

En el desglose de las 1,831 carpetas iniciadas, destacan el Estado de México, Hidalgo, Guanajuato, Tabasco y Puebla tanto por los expedientes con detenidos, que pueden llegar a los 77; de igual manera donde no hay detenidos pero se abrieron estas investigaciones, como es la entidad hidalguense, con 344 carpetas sin nadie aprehendido.

Ya si hablamos sobre el total de detenidos, 435, el listado lo vuelve a encabezar Estado de México con 110, seguido de Hidalgo (68), Guanajuato (37), Tlaxcala (30) y Querétaro (27).

El escenario se vuelve completamente de impunidad al revisar que en todo el año pasado solo hubo 11 sentencias condenatorias: 5 en Querétaro, 3 en Jalisco, 2 en Michoacán y una en Puebla.

Los analistas y expertos advierten el reto de combatir la sustracción de hidrocarburos no solo en el flanco de resguardar y proteger los ductos: la primera línea de combate.

Hay otro trabajo, muy amplio pero a la vez muy fino, en ministerios públicos y juzgados; una batalla de trincheras donde el Estado mexicano no ha dado los mejores resultados.

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